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Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO II

Germán de la Cruz Carrizales

Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO II

(14a. Parte)

Continuación...

“Ahora sin involucrar a los demás, tomare mis decisiones con toda conciencia y para mi beneficio”. Sin involucrar a los demás... Ya no le vamos a echar la culpa a nadie, ni a nuestro padre, nuestra madre, etc., de lo que nos hizo o nos dijo, pues eso ya está en el pasado, lo que los demás digan no me maneja.

Tomaré mis decisiones con toda conciencia... es decir, con todo conocimiento de causa, sabiendo exactamente qué es lo que quiero, pensando bien.

Para mi beneficio... ahora pensaré primero en mí, qué es lo mejor que me conviene, ahora seré un poco más egoísta, primero seré yo y mi felicidad.

La realidad es que todo lo que hemos decidido en nuestra vida, lo hemos hecho de una manera inconsciente, y en lo que menos hemos pensado, ha sido nuestro propio beneficio.

Una mujer de aproximadamente treinta y dos años de edad, con ocho de casada, no podía tener familia, visitaba todos los especialistas que le recomendaban, se hacía análisis, estudios, etc., y éstos indicaban que sus órganos sexuales estaban en perfectas condiciones. Y su médico familiar le aseguraba en tono amistoso, “Nada más con que su esposo la vea, puede quedar embarazada usted”.

Pero la verdad es que el tiempo pasaba y su objetivo de ser madre no se realizaba. Ella asistió al curso de Actitud de Clase Mundial o Psicología Motivacional que en realidad es el mismo con diferente nombre y entonces pudo comprender su situación, pudo concienciar cuál era la decisión que había formulado en su vida, que era la causante de su “aparente” esterilidad y además quiso perdonar y perdonarse a sí misma, pudo al fin, concebir y dar a luz a un precioso baroncito.

La historia se escribía así: Ella era una de las hijas menores de una familia muy numerosa, que vivían en una extrema pobreza, su vivienda era un solo cuarto que hacía las veces de sala, cocina, recámara y comedor. Aquella noche no hubo nada para cenar, se acostaron con hambre, todos tendidos en el suelo (como siempre) ella sentía un hambre terrible, no podía dormir, las tripas le gruñían, quería algo, pero no había nada.

Cuando consideró que todos dormían, sigilosamente se levantó, fue poco a poco hacia la estufa de petróleo que se encontraba sobre la mesa, en un rincón del cuarto, a ver, si de casualidad, encontraba aunque fuera un pedazo de tortilla dura, un pan, ¡algo! Pero en aquella humilde y desvencijada mesa no se encontraba ningún alimento que llevarse a la boca.

Aquí, en ese instante, aquella precoz niña de escasos cuatro años, hizo la siguiente decisión: “¡Cuando yo crezca, nunca voy a tener hijos, para que no sufran hambre como yo!”; “Cuando yo crezca...” ahora ya es una mujer, está perfectamente casada, su posición económica es magnífica, ahora puede mantener y dar de comer a los hijos que sea, pero algo en su interior no se lo permite.

Anteriormente hicimos referencia a una frase, que ahora le recuerdo: “Lo que pensamos con la conciencia, puede estar en desacuerdo total, con lo que realmente deseamos, pensamos o sentimos dentro de nuestro verdadero yo”. Esta mujer, concientemente, quería tener hijos, pero su verdadero yo, en su subconsciente, la orden es otra, “-No tener hijos para que no sufran”-.

Cuando ella pudo concienciar verdaderamente cuál era la razón de su problema y pasó el tiempo, un día vino a visitarme a mi oficina, con un precioso niño en brazos, para que lo conociera.

Ing. Germán, tengo a mi esposo y soy muy feliz en mi matrimonio, -dijo entre alegría y broma- pero este niño, de alguna manera se lo debo a usted. Concluyó feliz aquella reciente mamá.

Otro participante a este proceso mental o cambio de actitud, me comentaba un caso similar con una hija suya. Me decía aquel buen hombre, que cuando su hija nació, como era el primer hijo que él esperaba, quería que fuera hombrecito. Pero al momento de nacer y enterarse que era una niña, muy decepcionado, se quejó de su mala suerte, de tal manera que cuando la niña empezó a crecer, él la trataba como un niño. La vestía de hombre, se la llevaba al trabajo con él, le enseñaba puros juegos de hombre, en fin, en ella estaba logrando su deseo, de tener un hijo.

Yo me sentía muy ufano –relataba emocionado- cuando estaba con un grupo de compañeros de trabajo o amigos cuando llegaba mi hija y yo le preguntaba para qué me contestara frente a los demás: “¿Usted es mi hija o mi hijo?” –¡Mi hijo papá, mi hijo! Contestaba con mucho orgullo aquella niña.

Conforme pasaron los años, la niña, al fin mujer, se le desarrolló su figura, le crecieron sus senos, sus caderas se ensancharon, se tornearon sus piernas, su cara y pelo se hicieron muy agradables a la vista y lo que tenía que suceder, un día se enamoró de un chico de su edad y se casaron.

Pero empezó a correr el tiempo, ése que nunca se detiene, pasaron los años, y viene el peregrinar de especialistas, de hospital a hospital, y los tratamientos médicos no se hicieron esperar. Que si las hormonas, que si inyecciones, que si reposo, etc., y nada de resultados.

Luego sucedía que a veces tenía todos los síntomas del embarazo, pues dejaba de menstruar, sentía náuseas, vómitos, etc., y se ponía muy contenta, porque ahora sí ya podía decir que “Por fin se había embarazado”. Pero cuando el ginecólogo hacía los análisis pertinentes, todo resultaba falso.

¿Qué fue lo que realmente pasó con esta joven señora? Que tanto fue su deseo de ser “Mi hijo” de ser el “niño” que tanto deseaba su padre, que inconscientemente así lo había “decidido” y ahora, aun cuando ella quería cumplir su función de mujer, su subconsciente no se lo permitía.

Tal vez usted tenga conocimiento de casos parecidos, o que no encuentre la explicación a ciertas situaciones que le están sucediendo, pero tenga la seguridad que se debe a “Una decisión” tomada sin conciencia y en lugar de ser beneficio, es todo lo contrario.

Pero recordemos que todo esto está en el pasado, que ya no lo podemos cambiar, y ahora que ya podemos concienciar nuestra situación, podemos cambiar (o reprogramar) nuestra vida, que ya no podemos, ni debemos, seguir siendo manejados por esas ideas, por esas frases, por esos juicios que tanto daño nos han hecho. Continuará...

En el Centenario de la fundación de “Torreón”, seguimos impartiendo las conferencias Actitud de Clase Mundial, Juventud, Amor y Sexo, Hombres Difíciles, Mujeres Complicadas e Hijos Huérfanos de Padres Vivos, la intención es que todos los laguneros vivan estas impactantes conferencias, basadas en esta columna de valores, por lo que si su empresa, escuela, universidad o institución lo solicita estaremos con gusto con ustedes y esperamos seguir contando con su atención y comentarios sobre estos temas tan interesantes cuyo objetivo es fortalecer nuestras familias y sus valores. Comparta conmigo sus casos y forme parte activa de este programa. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:

(pmgerr@hotmail.com)

(pmgerr@yahoo.com.mx)

La siguiente semana veremos la décima quinta parte de Origen, Causa y Efecto II de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.

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