(Décima sexta parte)
Continuación...
Si en el nivel espiritual no tiene el equilibrio adecuado, posiblemente no pueda disfrutar, usted sentirá un terrible vacío interior, su vida no tendrá ningún sentido, pues habrá un hueco o una sensación de futilidad, que terminará por derrotarlo.
Cuando las personas vienen a mi oficina a platicar, y cuando en verdad pueden ser sinceras en sus problemas, cuando en realidad se quieren encontrar así mismos, y podemos encontrar a través de la relajación esa paz tan anhelada, siempre terminamos el ejercicio con una oración, una plegaria donde le hablo a ese Dios interno de cada uno de nosotros.
La mayoría de la gente, cuando verdaderamente siente dentro de sí el mensaje de la plegaria, derraman lágrimas, y el llanto corre por sus mejillas y entonces ellos dicen que sienten una paz y una tranquilidad interior, un tanto desconocida, que nunca se habían sentido tan a gusto.
Lo que realmente pasa, es que en ese tiempo se han encontrado y armonizado verdaderamente con su nivel espiritual, es entonces cuando muchas veces surge ese abrazo sincero y lo hacen con mucho gusto y se siente esa energía positiva cuando me pasan sus brazos y nuestros cuerpos se acercan, en ese momento existe un entendimiento total, que hace que las cosas se vean en su exacta dimensión, cuando verdaderamente se reconoce qué fueron las causas o razonamientos que tuvimos para nuestra acción. Esto ocurre frecuentemente al terminar cada proceso, cada seminario, cada curso, cuando la gente antes de partir me pide que si les puedo dar un abrazo, lo veo yo en ese momento como el abrazo de la reconciliación que ellos necesitan.
D). El nivel cultural. Su preparación académica, sus conocimientos culturales, su capacidad de discernir, sus deseos de superación, el aprovechamiento de las oportunidades que le brinda el gobierno, la empresa o usted mismo. En fin sus deseos de progresar o salir de donde se encuentra.
Cuántas personas conoce usted que se conforman con lo que ahora tienen, que no sienten más ambición en la vida que “irla pasando”, que aun cuando su empresa, en su país, en su vida, hay todas las oportunidades que uno quiera para progresar, no hacemos nada para prepararnos mejor, para superarnos en nuestro Yo interno.
¿Para qué estudias? -Le pregunta el padre a su hija- si luego te casas y sólo te tendrás que dedicar a tu hogar. La muchacha se queda sin preparación y cuando se casa, su esposo es nombrado o designado gerente general, director o adquiere un puesto político de altos vuelos y la señora no puede alternar con gente de sociedad, porque no sabe ni vestir adecuadamente, no tiene tema de conversación, no sabe ni usar los cubiertos adecuadamente a la hora de la comida, etc., porque siguió el consejo de su padre y no se preparó correctamente para ser una verdadera dama.
Así que le voy a dar un consejo más: si usted tiene hijas, prepárelas y edúquelas como si fueran a llegar a ser la Primera Dama de la República, que tengan todos los conocimientos, en todos los órdenes de la vida, para que su futuro marido no se avergüence de ella cuando tenga que participar en la sociedad y si, por alguna razón, queda sola en el mundo (viuda, divorciada o soltera) tenga los medios y recursos para valerse por sí misma.
En el caso de sus hijos varones, con mayor razón, inyécteles el espíritu de superación, el deseo de ser lo más grande que pueda existir en el mundo, en la especialidad que sea, así se trate de un profesionzota, de un técnico, un deportista, un artista, un científico, etc., que si usted logró éxito en la vida, que a la altura que usted llegó, ése sea el escalón más bajo de la escala del éxito de su hijo, que él lo supere con creces en todos los órdenes.
Creo que entonces verdaderamente habremos cumplido nuestra misión de padres.
Conozco muchos casos, que los padres sienten celos de los éxitos de sus hijos, y cuando tienen oportunidad, no vacilan en hacerlos sentir menos, cuide usted este detalle y siéntase orgulloso de que sus hijos (gracias a usted y su ayuda) llegaron a obtener logros que para nosotros eran sueños, o que ni siquiera lo llegamos a pensar.
Hace tiempo, hicimos un viaje a la Ciudad de México, D.F., fuimos en automóvil, haciendo escalas para visitar amigos en las ciudades de Zacatecas, Aguascalientes, Querétaro y finalmente la Ciudad de México y de regreso uno de mis hijos me decía: Cuando ya termine mis estudios universitarios y trabaje, quiero ser como tú, tener el trabajo que tienes, ganar lo mismo que tú. ¿Por qué como yo? –le pregunté asombrado- por qué no pensar en algo más grande, imagínate que este viaje que hicimos en automóvil, por qué no pensar en hacerlo en nuestro avión, y en vez de ir a cualquier parte de nuestro precioso país, ¿por qué no vacacionar en Europa, en Asia, Australia, etc.?
Nada más imagínate que si yo ya he logrado, lo que he logrado en la vida, habiendo tener que pasar por muchos contratiempos, con propios y extraños y que vivimos juntos como familia, incluso con las críticas de gente cercana como: abuelos, tíos, amigos, etc., lo que tú podrás lograr con la preparación que estás adquiriendo!
Se quedó pensativo un rato, lo meditó unos minutos y luego me contestó: -¡Tienes razón, voy a llegar a alturas más importantes!
E). En el nivel emocional. Sus reacciones, sus corajes por motivos baladíes, los gritos a sus hijos cuando cometen algún error, la importancia desmedida que le da a las cosas más simples, esos desmayos que sufre cuando algo no le complace, esas lágrimas que derrama por cosas que ni le van ni le vienen, cuando reacciona usted he incluso separa, divide a su familia, según usted porque no suceden las cosas como usted quiere o se imagina, piense que cuando usted parta de este mundo, las únicas personas con que contarán sus hijos es ese yerno o esa nuera y si se han creado resentimientos y deseos de venganza, en qué medida usted lo ha propiciado, al contrario de lograr lo que se imaginaba, ¿no está creando el efecto contrario..., me entiende?
Y todo aquello que lo hace reaccionar de una forma violenta, diciendo sin el menor recato y sin importar quién esté presente, que puede incluso enfermarlo o postrarlo en la cama.
El otro día llegué rápido a mi casa por unos papeles que necesitaba de urgencia, y por alguna tontería tuvimos un desacuerdo mi esposa y yo, nos enojamos y por la prisa que llevaba salí molesto, abordé el automóvil y me fui a toda prisa. Luego me enteré de lo que pasaba en mi partida.
Me cuentan que cuando salí de la casa, abordé el automóvil, oyeron cuando aceleré el motor, oyeron cuando me arranqué y casi al mismo tiempo oyeron el estrépito de un choque de autos en la esquina de nuestra calle, ya que es muy transitada y frecuentemente pasan accidentes ahí.
La ventana del comedor da exactamente a la calle, salieron de inmediato las personas que estaban ahí en ese momento en la casa, a ver qué era lo que había pasado, pensando que el choque lo había producido yo, pues el auto en cuestión era igual que el mío, incluso del mismo color y año. Continuará...
En el Centenario de la fundación de “Torreón”, seguimos impartiendo las conferencias Actitud de Clase Mundial; Juventud, Amor y Sexo; Hombres Difíciles, Mujeres Complicadas e Hijos Huérfanos de Padres Vivos, la intención es que todos los laguneros vivan estas impactantes conferencias, basadas en esta columna de valores, por lo que si su empresa, escuela, universidad o institución lo solicita estaremos con gusto con ustedes y esperamos seguir contando con su atención y comentarios sobre estos temas tan interesantes cuyo objetivo es fortalecer nuestras familias y sus valores. Comparta conmigo sus casos y forme parte activa de este programa. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:
(pmgerr@hotmail.com)
(pmgerr@yahoo.com.mx)
La siguiente semana veremos la décimo séptima parte de Origen, Causa y Efecto II de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.