(Décima séptima parte)
Continuación...
Mi esposa y las personas que estaban en casa salieron a ver qué había sucedido, pensando que yo era el accidentado, de tal manera que cuando llegó a la esquina donde estaban los carros retorcidos, vio el cuerpo de un hombre lleno de sangre recargado en el volante de aquel auto igual al de nosotros, pues había roto el parabrisas con la cabeza. Me cuenta mi esposa que casi se desmaya de la impresión, pues para ella era una realidad que el cuerpo de aquel hombre, era el mío.
Cuando la vieron las personas que salieron de la casa con mi esposa, oportunamente la detuvieron para que no cayera, al mismo tiempo que le decían: -No te alarmes, no es Germán.
Es decir, el accidente lo habían provocado personas totalmente desconocidas, pero como en ese momento fue afectado el sistema emocional, ya no tuvo el equilibrio adecuado, se le dio mucha importancia al hecho y a punto estuvo de sufrir un shock nervioso que podría, en un momento dado, producir un infarto.
Ha oído usted un dicho que reza así: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Creo que todos lo hemos escuchado, pero ¿Qué quiere decir esto? Que si no nos damos cuenta de los hechos, las químicas de nuestro cuerpo no se desequilibran y nosotros no sufrimos ninguna alteración emocional.
Pues usted debe tomar su decisión, con respecto a su vida, que aun cuando se dé cuenta de las cosas, éstas no tienen por qué afectarle.
No quiere decir esto que nos vayamos a convertir en unos irresponsables, en seres insensibles, no, sino que nos vamos a convertir en un ser consciente, en alguien que puede medir las cosas en su justa dimensión, que puede tomar las debidas medidas, resolver los problemas que se le presentan de la mejor manera y con la calma que se requiere, porque cuando usted se deja involucrar por las emociones, entonces sus “decisiones” se verán influenciadas por un egoísmo que al final le hará un daño terrible, pues cuando la emoción pasa y podemos ver con calma otras alternativas, otros caminos, es cuando empezamos a castigarnos y arrepentirnos de haber actuado de esa manera.
F). El nivel mental. Sus ideas, la manera de ver las cosas, su forma de enfrentar los problemas, como piensa de la situación actual, que cree de su capacidad, su positivismo o su negativismo hacia la vida. En fin, como es la forma que usa usted para resolver las situaciones de la vida cotidiana.
Recuerde usted la frase que ya mencionamos anteriormente y que dice: “Nuestros pensamientos forjarán nuestro destino”. Es decir, la forma como pensamos, así será al final de cuentas como se nos presenten las situaciones de la vida.
Si nuestra manera de ver las cosas es buena, es positiva, le encontraremos el lado agradable, le aseguro que así se presentarán las cosas.
En alguna ocasión, leía una revista y en un párrafo decía: “Cuida tus pensamientos, porque éstos se convertirán en palabras. Cuida tus palabras, porque éstas se convertirán en acciones. Cuida tus acciones, porque éstas se convertirán en hábitos. Cuida tus hábitos, porque éstos se convertirán en tu destino”.
Cuando pensamos en forma negativa de alguna situación, aun cuando nos demos cuenta o no lo queramos, nuestras palabras o nuestros gestos denotarán ese negativismo y una vez que la mente se condiciona a lo malo, o a lo negativo, su acción será en ese sentido y al final, eso se devolverá.
Así que, le voy a pedir una vez más, que procure cambiar su punto de vista, que vea las cosas desde otro ángulo, de otra perspectiva, procurando encontrarle lo más conveniente.
Tal vez del siguiente caso nos permita comprender la situación más objetivamente.
A uno de mis cursos, en la ciudad de San Pedro de las Colonias, Coah., asistió una señora de aproximadamente unos cuarenta y cinco años, y en cierto momento en una de las últimas sesiones, se me acerca y me dice, un tanto compungida y con lágrimas en los ojos: Maestro, necesito hablar con usted urgentemente, pues deseo que me oriente en un grave problema que estoy pasando –me dice mirándome a los ojos-. Dígame señora, ¿cuál es su problema? Le contesté interesándome en su caso. Quiero decirle que mi hijo... –Aquí se le cortó el habla- las lágrimas se le atragantaron y de momento no pudo continuar.
Por la expresión que esta señora tenía yo pensé que se trataba de algo muy dramático, tal vez que su hijo sería un criminal, un degenerado o un enfermo, así que le pregunté un tanto atropellado: -¿Qué le pasa a su hijo señora?-.
Pues fíjese. –Me empezó a relatar- que ya estaba por recibirse de la Universidad, se iba a graduar de ingeniero, cuando se casó con una novia que tenía desde que eran niños, y tanto ella como yo, le insistíamos para que no dejara la carrera, que continuara con sus estudios y por fin, después de tanta insistencia nos hizo caso, ahora se acaba de recibir de ingeniero.
-¿Y eso es lo que le aflige?-, le contesté un tanto desconcertado después de oír la historia. -No, no...– siguió con su perorata, además los maestros me informaron que había salido bien, que todo había sido en forma muy brillante, y además su tesis le fue muy elogiada.
-¿Y eso es lo que la aflige, señora?-. Le volví a preguntar. –No, no... aún había más comentarios de su parte. –La dedicatoria que nos hizo a su padre y a mí en la tesis, es muy bonita, muy emotiva, muy sentimental-. Esto lo dijo casi a punto de soltar el llanto.
-¿Y eso es lo que la aflige señora?-. Ya no sabía yo qué contestar. –No, no... Lo que me molesta, es que la dedicatoria que nos hace en su tesis, nos la hace en la segunda hoja, y lo que no le puedo perdonar es que su esposa, que no trabajó con él en el estudio, que no le aportó ningún dinero para las colegiaturas, ni para los libros, ni los gastos constantes en los viajes durante todos sus estudios a Torreón, que no se desveló como yo durante todos los problemas del colegio, a ella la puso en la “¡primera hoja!”, ¡eso no se lo perdonaré nunca!-. Aquí soltó el llanto con mucho coraje y sentimiento. Continuará...
En el Centenario de la fundación de “Torreón”, seguimos impartiendo las conferencias Actitud de Clase Mundial, Juventud, Amor y Sexo, Hombres Difíciles, Mujeres Complicadas e Hijos Huérfanos de Padres Vivos, la intención es que todos los laguneros vivan estas impactantes conferencias, basadas en esta columna de valores, por lo que si su empresa, escuela, universidad o institución lo solicita estaremos con gusto con ustedes y esperamos seguir contando con su atención y comentarios sobre estos temas tan interesantes cuyo objetivo es fortalecer nuestras familias y sus valores. Comparta conmigo sus casos y forme parte activa de este programa. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:
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La siguiente semana veremos la décimo octava parte de Origen, Causa y Efecto II de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.