(Vigésima octava parte)
Continuación...
Hemos tenido la experiencia de algunas personas, que después de asistir al curso y solicitar la plática privada, me confiesan que han estado en manos del psicólogo por más de seis años, sin que hayan obtenido ningún beneficio, o muy pocos resultados y sin embargo, después de dos o tres pláticas han encontrado la verdadera causa de sus trastornos.
En el momento que uno encuentra cuál fue la grabación o programación que nos ha estado manejando, en ese instante se puede decir si se sigue haciendo lo mismo o le cambia la acción, pues ahora tenemos el control.
Es muy diferente cuando se hacen las cosas porque se “tienen” qué hacer, a cuando se hacen porque se “quieren” hacer.
Cuando yo hacía las cosas inconscientemente para figurar, para destacar, para cumplir con la “orden” que me fue puesta desde antes de nacer, cuando por alguna razón, no lo lograba, me sentía infeliz, desdichado, con deseos de venganza y caía en un estado de apatía y depresión.
Ahora tal vez siga haciendo lo mismo y posiblemente más grandes, como el hecho de estar escribiendo este libro “Despertar... es” y aun antes de ser publicado por mucho tiempo me lo pedían mis alumnos, en todos los lugares donde he impartido mis cursos, conferencias y consultorías, ya que siempre sin excepción se quedan con ganas de saber más de los temas tratados en cada ocasión y de alguna manera tener un apoyo para mejor sus vidas, pero la diferencia ahora es que cuando no logro los objetivos en la forma en que me los propongo, ya no siento aquella angustia o coraje, sino que puedo ver mas objetivamente la situación, y encontrar cuál fue la razón del fracaso y corregirlo, pero sin acusar ni molestar a nadie.
Esto será lo que suceda con usted, cuando realmente pueda “limpiar” su mente, y encontrar cuáles son las limitaciones que le han puesto y que ahora lo están manejando. Ojalá que algunas de sus experiencias me las quisiera compartir, para que con la aclaración y explicación adecuada, usted adquiera la fuerza necesaria para seguir mejorando en todos sus niveles.
“Ahora que ya no existe conflicto entre los dos, puedo llegar a todo... inclusive hasta Dios”. Ésta es una gran verdad, pues cuando usted pueda quitar las barreras que existen entre su subconsciente y su consciente, cuando pueda verdaderamente concientizar todas sus grabaciones o impactos psicológicos que están anidados en su mente, entonces su conexión con nuestro Ser Supremo será una realidad.
¿Recuerda usted cuando tocamos el tema del mecanismo de la mente y hablamos de los niveles de frecuencia? Ahí mencionamos que el nivel de frecuencia “Beta” corresponde al consciente (quienes han tomado un seminario conmigo, es lo correspondiente a lo que sobresale del agua en el iceberg). En este nivel es donde tenemos guardados todos los recuerdos que percibimos con nuestros cinco sentidos, donde pudimos captar todo lo que nos sucedió personalmente y mediante un proceso interno, ese recuerdo se alojó en nuestro subconsciente (Nivel alpha y nivel theta) y ahí permanece guardado, hasta que algo nos hace que lo recordemos y lo volvemos a traer a nuestra mente con todos los detalles con que lo grabamos.
A usted le ha pasado, que cuando oye a alguien iniciar la melodía de una canción, que a usted le gusta, inmediatamente le llega a su conciencia toda la letra y usted puede hacer perfectamente un dúo con el artista que la interpreta, ¿o no es cierto?
Cuando éramos jóvenes, mis hermanos y yo nos juntábamos mucho con unos amigos allá en la ciudad blanca “Mérida”, íbamos al cine, y cuando salíamos, e íbamos caminando a nuestra casa por el paseo Montejo, rumbo a la colonia México, era una delicia comentar la película, escena por escena.
Durante la semana, después de la escuela y de hacer la tarea nos sentábamos en una barda, que estaba cubierta por unos árboles de aguacate, ¡a platicar películas!
Y sólo bastaba con que uno de los cuatro mencionara el título y el artista principal, para que inmediatamente reconociéramos haberla visto, y si el otro lo dudaba, hacía la pregunta: -¿A ver, cómo empieza?- y de inmediato se iniciaba el relato para demostrar que sí la habíamos visto.
Si la película había sido interesante, se solicitaba que se platicara totalmente y en ese momento nos convertíamos en el actor, pues desarrollábamos el diálogo con la voz, la inflexión, los ademanes, las acciones, etc., para darle mayor énfasis y atractivo a nuestra perorata. Es decir, sacábamos del subconsciente toda la información que habíamos captado a través de los ojos y los oídos, y que de alguna manera nos había impresionado.
Recuerdo aquella ocasión en que mi abuela paterna murió, y estando yo con mi padre en la funeraria donde se velaban los restos mortales de mi querida abuela Antonia, hacíamos recuerdos de todos los parientes y amigos que habían muerto y al mencionar el nombre de cualquiera de ellos, inmediatamente llegaba a mi mente la imagen clara y concisa de la persona citada. Es decir, la mente “fotografiaba” el recuerdo que estaba grabado en el subconsciente y de una forma automática se revelaba en el consciente. “Recuerdas,- me decía mi padre- cuando tu abuela los cuidaba en Santa Lucía? (Base aérea militar en el Estado de México), e inmediatamente venía a mi mente como las películas que veíamos en Mérida, las escenas inolvidables de aquella abuela trabajadora, dedicada a su familia entera, a cada uno de sus nietos, y venían a mi mente aquellas noches cuando rezaba y poniendo atención a la larga fila de nombres por las que pedía a Dios nuestro Señor, esperando que fuéramos nombrados cada uno y lo que pedía ella especialmente por cada uno de forma particular.
En los cursos y seminarios que impartimos, hacemos un ejercicio que nos sirve como terapia de condicionamiento para cambiar actitudes, bajo un estado de conciencia alterada y con cierta música especial, vamos a la edad de cuatro o cinco años y me encanta ver cómo la gente disfruta volviendo a vivir esos momentos tan felices de la infancia, volviendo a estar con gente que ya no está con nosotros, pues indudablemente todos tenemos momentos de nuestra vida que han sido maravillosos y es de ahí, donde sacamos esa energía de esperanza y confianza para aplicarla a nuestra vida actual, y ver de manera distinta lo que estamos pasando, pues todo en la vida se puede ver de dos maneras o positivo o negativo, la elección es nuestra.
Así que, haga usted estos ejercicios mentales: recuerde canciones, películas, personas, etc., y de esta manera le será más fácil recordar sus propios eventos que están guardados en su memoria. Continuará...
Los jóvenes ven diez mil escenas sexuales al año en el cine y la televisión (al margen de Internet, pues ahí se rompe toda proporción estadística) eso está comprobado, alrededor de 100 mil escenas sexuales en el cine y la televisión en diez años, es una manera de educarlos de cambiar su percepción de tener un contexto para que crean que las cosas son así como ellos mismos lo plantean, pues todos vemos escenas sexuales y el 90 por ciento de las escenas sexuales que vemos son escenas fuera del matrimonio es raro ver una escena en las que tienen relaciones una pareja de casados porque si son casados pues qué aburrido pero si es la vecina o es la secretaria o se acaban de conocer en un antro entonces sí es interesante ¿sí o no? Si eres padre de familia, orientador vocacional o maestro, ven a este taller de facilitadores del programa “Juventud, Amor y Sexo”, lo esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:
(pmgerr@hotmail.com)
(pmgerr@live.com)
Y en los teléfonos 717-63-76 y 717-37-81. La siguiente semana veremos la vigésimo novena primera de “Origen, Causa y Efecto II” de la serie y próximo libro “Despertar... es”. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.
