Con éxito se presentó ayer en dos funciones en el Teatro Isauro Martínez Hansel y Gretel, un espectáculo teatral que se robó la atención de niños y adultos. (Fotografía de El Siglo de Torreón)
El durmiente, el vigilante, la bruja del pan, el papá y la mamá, y los inolvidables Hansel y Gretel creados una vez por la pluma mágica de los hermanos Grimm, caminaron de nuevo perdidos por el bosque, mientras cientos de niños laguneros de la mano de sus padres los acompañaban entusiastas en sus aventuras por el escenario del Teatro Isauro Martínez, donde se presentó este espectáculo teatral basado en la ópera que escribió Engelbert Humperdinck.
Una producción impecable que mantuvo siempre atentos a los niños que disfrutaban con la aparición de los tradicionales personajes en el desarrollo del cuento, se robó la atención del público infantil pero también del adulto que recordó un cuento que ha hecho emocionar a generaciones completas gracias a la versión de Humperdink, creada como una composición familiar con la finalidad de entretener a sus hijos y que ellos a su vez pudieran apreciar las canciones populares y motivos folclóricos alemanes.
Casi 2 mil personas, en dos funciones, presenciaron la puesta en escena de un espectáculo creado por el Programa de Teatro Escolar del Instituto Nacional de Bellas Artes y que ha sido aplaudido en sus más de 180 representaciones a lo largo de México. Excelente producción, vestuario, escenografía pero sobretodo, brillante la manera con la que los niños laguneros aplaudieron esta adaptación de Hansel y Gretel.
El espectáculo teatral que presentó ayer en dos funciones en el Martínez, es una excelente combinación entre teatro, clown, música y máscaras, que invitan a los niños a introducirse en el mundo de la literatura y la ópera, ya que a lo largo de la historia los capítulos operísticos creados por Humperdink, le daban luz y color a la historia que durante 60 minutos mantuvo hechizado a un público que se emocionaba con cada uno de los efectos visuales o las carcajadas de los duendes que caminaban por el bosque puesto sobre las tablas del Isauro.