Durango

Fe y unidad en torno a la Cueva del Obispo

Rogar por la paz y la salud fue el común denominador de las peticiones de los peregrinos.

Rogar por la paz y la salud fue el común denominador de las peticiones de los peregrinos.

CANATLÁN

La cañada fue ocupada por cientos de peregrinos provenientes de diferentes partes del estado, el país y el extranjero.

Canatlán, Dgo.- Movidos por la fe, cientos de peregrinos acudieron como cada año a la misa tradicional a la Cueva del Obispo. Las familias acamparon en la cañada cerca de ex Hacienda de Cacaria, donde permaneció oculto el prelado José Antonio Laureano Zubiría y Escalante, hasta su muerte, en 1893.

Casi se cumplen 145 años de que monseñor Zubiría y Escalante –XXIII obispo de la Nueva Vizcaya- celebrara sus últimas misas en esta cueva que desde entonces visitan los fieles católicos de diferentes lugares del país y el extranjero; incluso, hay quienes lo consideran santo, aun sin beatificar.

El obispo Zubiría y Escalante, originario de Arizpe, Sonora, vivió la guerra de Reforma; se vio obligado en 1860 a huir, en virtud de que había persecución pues no fue parte del movimiento bélico triunfador, de manera que permaneció tres años oculto.

Convicción.- Sin renunciar a su fe, el clérigo celebraba misa arropado por lo escarpado de sus montañas, como fieles centinelas y el calor humano de vecinos de aquel lugar, hasta su muerte el 27 de noviembre de 1863.

Hoy, ancianos, hombres, mujeres y niños se internan en la cañada para admirar las montañas, su flora y corrientes de agua cristalina que bajan de la quebrada, de donde seguramente el Obispo muchas veces calmó su sed y ahora los peregrinos también se enjuagan las partes donde padecen un mal con la fe de encontrar su pronto alivio... Esperan el milagro.

Milagros.- Hay personas que dan testimonio de milagros a través del obispo, José Antonio, como el caso de Miguel Zubiría Estrada, que se recuperó de una trombosis cerebral, lo mismo otros que recorren la vereda de la cañada a la cueva para depositar en la imagen del Sagrado Corazón de Jesús sus prendas: medallas, escapularios, cruces y otras reliquias como forma de pagar el favor logrado.

A Emilio Barrientos Contreras, de 70 años de edad, desde niño sus padres lo traían a este lugar, de manera que por generaciones persiste esta tradición religiosa de visitar la Cueva del Obispo; Olga Cerda Pérez llegó de Los Ángeles, California, para visitar el lugar santo; otros llegaron de Chihuahua, Coahuila, Zacatecas y del estado de Durango.

Baño de sol.- El párroco Ambrosio Arámbula Herrera celebró la misa, en presencia de decenas de fieles, cuando el Sol se mantenía en el cenit; dejaba caer sus rayos a plomo, haciendo agradable el clima en esta cuesta de la Sierra de Canatlán. Sin negar que una gran mayoría se la pasó en la francachela a caballo y en camionetas, otros en juegos de diversión; las vendimias y el alcohol estuvieron presentes. No obstante, la fe, como el océano, es limpia aunque algunas de sus gotas estén sucias.

Recorrido.- Cómo llegar a la Cueva del Obispo: habrá que recorrer 36.5 kilómetros por la carretera Durango-Parral; la desviación es a la izquierda en camino de terracería; se llega al poblado El Carmen y al 22 de Mayo. En total se recorren 15 kilómetros, de los cuales cinco son brecha.

Algunos señalan que aquí se llega de milagro, pues no hay señalamientos; unos guían a otros y finalmente los católicos se unen en este lugar para compartir su fe, el pan y la sal, además de cumplir con la tradición legada por los antepasados de generación en generación.

Mañana se publicará la galería de más peregrinos a la Cueva del Obispo. No se la pierda.

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