El Papa Benedicto XVI deseó ayer que los Juegos Olímpicos ofrezcan a la comunidad internacional un válido ejemplo de convivencia entre personas de las más diversas procedencias. (EFE)
Desea Benedicto XVI que el encuentro deportivo sea prueba de fraternidad y paz entre los pueblos.
El Papa Benedicto XVI deseó ayer que, con los Juegos Olímpicos de Pekín, el deporte pueda ser “una vez más” prueba “de fraternidad y paz entre los pueblos”.
Tras el tradicional rezo del Ángelus, el Papa dirigió un “cordial” saludo “en primer lugar a los atletas”, así como a China, país que acoge a los Juegos Olímpicos, a los organizadores y participantes y les deseó que cada uno pueda dar lo mejor de sí mismo, “en el genuino espíritu olímpico”.
Además, deseó vivamente que los Juegos Olímpicos ofrezcan “a la comunidad internacional un válido ejemplo de convivencia entre personas de las más diversas procedencias, en el respeto de la dignidad común”.
“Pueda, una vez más, el deporte ser prenda de fraternidad y paz entre los pueblos”, agregó.
Benedicto XVI dijo también que sigue “con profunda simpatía este gran encuentro deportivo, el más importante y esperado a nivel mundial”.
El Papa rezó su primer Ángelus desde la localidad alpina italiana de Bressansone (Norte) donde desde el 28 de julio pasa un periodo de vacaciones.
SEGUNDO LIBRO
Por otro lado, Benedicto XVI está trabajando durante sus vacaciones, en la localidad alpina italiana de Bressansone (Norte), en el segundo volumen de su libro “Jesús de Nazaret” y en los discursos para su visita en septiembre a París y Lourdes.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, señaló a la prensa en Bressansone que el Papa, “sereno y contento, se encuentra muy bien” y para la semana que viene se puede esperar que haga alguna salida del Seminario Mayor, donde se aloja.
El Papa tiene previsto el miércoles un encuentro con sacerdotes de la diócesis.
El Vaticano difundió además el pasado jueves fotografías y un video que muestran algunos momentos de descanso del Papa, junto a su hermano, el también sacerdote Georg, durante sus vacaciones.
Según fuentes vaticanas, el Papa se dedica todas las mañanas, tras la misa matutina, a la lectura, a pasear y conversar con su hermano, mientras que por la tarde pasa el tiempo tocando el piano.