Tenemos un órgano que percibe las feromonas de nuestra especie, pero la percepción es inconsciente.
Si sientes “mariposas en el estómago” frente a alguien a quien apenas conoces, se debe a la acción de las feromonas, que son sustancias químicas secretadas por el organismo para la atracción sexual.
Contra otras “armas de seducción” que poseemos, las feromonas tienen la ventaja de su gran alcance y que evitan los obstáculos, puesto que son arrastradas por el aire.
El descubrimiento de estas sustancias se llevó a cabo 1986 gracias a unos estudios encabezados por la doctora Winnifred B. Cutler, egresada de la Universidad de Pensilvania.
La especialista intuía que los individuos tienen un sistema químico de comunicación sexual parecido al que poseen los animales y que se había comprobado una década antes.
En la investigación se analizaron las reacciones de mujeres y hombres expuestos a estos elementos naturales generados por las glándulas apócrinas (conglomerado especial de células productoras de sudor), localizadas, sobre todo, en axilas y alrededor de los genitales. También se observó el papel de aquellas dentro de las relaciones sexuales.
Pero el misterio de cómo se detectan las feromonas, siendo inodoras, fue resuelto años más tarde por el doctor David L. Berliner, anatomista de la Universidad de Utah.
Redescubrió una pequeña zona en el interior de la nariz humana llamada órgano vomernasal (OVN), localizado entre la membrana mucosa que cubre el tabique o hueso que divide las fosas nasales. Ahí se captan las feromonas y transmite la información hacia el hipotálamo.
Perfumes y feromonas
Casi desde su inicio, el mundo de la perfumería intentó reproducir aromas seductores. Por ello, el almizcle (sustancia generada por las feromonas de los animales a fin de atraer al sexo opuesto durante la época de celo) se convirtió en una de las principales materias primas que tiene esta industria para lograrlo.
Ha sido utilizada desde la antigüedad porque además es muy fácil combinarla con otras esencias para crear aromas. La aportación olfativa del almizcle a los aromas es suave y amaderada.
La variedad que se comercializa es la secreción del ciervo almizclero; pero el olor se encuentra también en el buey almizclero, en la rata almizclera de India y Europa, en el pato almizclero (Biziura lobata) del sur de Australia, en la musaraña almizclera, el escarabajo almizclero (Calichroma moschata), en el caimán de América Central, y en varios otros animales. Para obtenerlo se sacrificaba a los animales.
Para evitar matarlos se hicieron pruebas hasta obtener almizcle artificial, hallazgo de Baur en 1888, que tiene un aroma similar al natural.
Actualmente, son muchos los perfumes que contiene este ingrediente, especialmente los amaderados y profundos.
