Se cierran capítulos durante el 2008 en
el mundo del toreo
Honor a quien honor merece, y en esta ocasión dedicamos este espacio a una de las más grandes figuras del toreo de las últimas décadas. A unos pasos de cerrar un capítulo en el arte de la tauromaquia refinada y natural, toreo de capote de vuelos de cintura encajada, con inspiración y expresividad artística, distancias, colocación, abandonarse intentando torear, con tiempo sin prisa buscando las formas más que la efectividad. Cualidades del diestro colombiano César Rincón.
César Rincón, nació el cinco de septiembre de 1965. Es el menor de cinco hermanos: Luis Carlos, Sonia, Rocío y Marta, todos hijos de don Gonzalo Rincón, fotógrafo de profesión, y de María Teresa, humilde mujer que no pudo disfrutar en vida los logros de su hijo. Se crió en el barrio Fátima de Bogotá, al sur de la capital de Colombia.
Desde los diez años se albergó en su corazón el deseo por ser torero, desde entonces soñó con un día abrazar esta profesión, y el deseo se cumplió en el año de 1982 al tomar la alternativa como matador de toros.
A los 15 años decide emigrar de su país, teniendo como objetivo España, radicando de inicio en Córdoba, toreó en algunos festivales ayudado por el matador Pedro Domingo, de quien logró adquirir experiencia.
Regresa a Colombia tras el trágico deceso de su madre y hermana menor, de 1982 a 1986 su carrera fue de altibajos, antes de regresar a España se presenta en México para realizar nueve compromisos, y posteriormente regresa al país ibérico a cumplir con doce corridas, bajo el apoderamiento de Manolo Cano. Después cambia de apoderado sin obtener mayor suerte, motivo por el cual decide regresar a su país natal.
El cuatro de noviembre de 1990, en la plaza de Palmira, un toro le pegó una cornada que le afectó la vena femoral y a punto estuvo de perder la vida; superado el percance, ese mismo año el empresario español Luis Álvarez le ofrece volver a España.
En esta campaña sobresale la corrida del 21 de mayo de 1991 en la Plaza de Ventas en Madrid durante la Feria de San Isidro, haciendo erguirse a la plaza entera; la afición se puso de pie con pañuelos blancos y el clamor de otorgarle las dos orejas... La escena concluyó saliendo a hombros por la puerta grande...
Sin duda alguna este fue el punto de partida para que el mundo pusiera los ojos en el colombiano, pues después de esta hazaña César Rincón era solicitado por los empresarios españoles que se disputaban la presencia de esta figura en sus plazas.
Sin embargo, las transfusiones sanguíneas realizadas durante 1990 le trajeron amargas consecuencias, desatando lentamente la enfermedad de hepatitis C lo cual a la postre le ocasionó retirarse de los ruedos por espacio de tres años.
Confirmando su retiro en el 2000, el tratamiento y la voluntad permitieron que en 2002 César Rincón iniciara su reaparición, y para ello participó en cuanta feria podía incluir su nombre tanto en Colombia como en España. Las ciudades de Cartagena y Manizales fueron las primeras grandes plazas testigos de su regreso. Sin embargo, la más grande prueba está en la Plaza de Toros de La Santamaría de Bogotá, donde demostrara cuán grande es su amor por los toros y su deseo de seguir en la lucha contra la silenciosa enfermedad.
De nueva cuenta el matador ha anunciado su temporada de retiro, la cual en esta ocasión será definitiva. Ha adquirido gran experiencia, el maestro ha manifestado que la madurez se la ha dado la profesión, no tuvo la suerte de asistir a una universidad, pero el toreo es tan duro y tan intenso, que con tantas pasiones le ha brindado la oportunidad de crecer en la escuela de la vida.
Valora la profesión a la que le ha dedicado el 100 por ciento y sin distracciones, sin olvidar los años de duro sacrificio, en los cuales llegó a torear sólo un festival al año y el resto del tiempo entrenando en la casa de campo, la paciencia es una gran virtud que le enseñó a superar las metas y valorar las recompensas obtenidas al sentirse superior y fuerte ante las adversidades, que venció con tenacidad y esfuerzo.
La fuerza espiritual le viene del deseo de superar los obstáculos que se presentan y llegar a colocarse como figura del toreo. “El valor es fundamental, a través del tiempo vas conociendo la profesión y afrontando y superando las etapas que se presentan, adquiriendo el carácter a través de las dificultades y aciertos que el toreo representa.
“La inteligencia en un torero es fundamental. Pero se debe de torear con el corazón, la mente ordena que tú no debes estar en ese sitio ante el toro, porque te puede coger, y en eso la sangre, el corazón, es fundamental porque dice vamos a echar el pie pa’delante.
“Comparativamente es como estar enamorado, rige el corazón, hay momentos en la vida que cuando uno está tan entregado la cabeza no dirige, y eso es lo que hace que exista esa emoción, esa entrega y esa pasión en el toreo. En mi vida todas las faenas han sido diferentes, ninguna ha sido igual a otra, porque no existe un toro igual a otro, se les debe torear con inteligencia intuitiva según sea el animal”.
¿Cuál ha sido su mayor meta? “Cuando fui novillero deseaba ser como el mejor de ellos, al tomar la alternativa mi ilusión era torear con las figuras del toreo, y de llegar, ahí deseaba mantenerme. De todos los toreros va uno mirando algo y cogiendo su expresión haciendo propio cada detalle para mejorar la forma de ser y de torear. Eloy Cavazos para mí es un grandísimo ejemplo de vida de rectitud y de trabajo”.
¿Cuál es su mayor deseo al retirarse? “Pienso quitarme definitivamente y quiero tan sólo disfrutar y vivir de las experiencias de los demás, taurinamente hablando. Quiero vivir alrededor del toreo, y de esa manera no tener el deseo de regresar a torear, pero que voy a estar cerca del mundo que quiero, que amo y para el que he vivido”.
Maestro, enhorabuena por tanto arte que le ha brindado a la fiesta brava, su presencia ha dejado huella en la tauromaquia mundial, cerrando en breve un capítulo más.
