El pasado martes 5 de agosto, luego de 16 meses de suspenso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió el caso de la controversia constitucional interpuesta por el Ayuntamiento de Torreón contra la creación de la Secretaría de Desarrollo Regional de La Laguna, organismo dependiente del Gobierno del Estado creado por el gobernador Humberto Moreira para “brindar una mejor atención a los habitantes de la Comarca Lagunera”, no obstante que la Administración del alcalde José Ángel Pérez lo consideró “violatorio de la autonomía local” y por eso decidió presentar el recurso.
El fallo de la Corte fue, por unanimidad, a favor de la mencionada secretaría. Una vez conocida la resolución, fieles a su costumbre funcionarios estatales y municipales se enfrascaron en una discusión en torno a la interpretación de la misma. Mientras que el Ayuntamiento aseguraba que el dictamen de la Corte exigía a la secretaría regional coordinarse con las instancias locales, e incluso a pedirles permiso, las autoridades estatales respondían que dicha coordinación ya se daba.
Como hemos visto a lo largo de lo que va de ambas Administraciones, no es la primera vez que el Estado y el Municipio se enfrentan abiertamente. El caso de la controversia sólo vino a situar en el terreno legal la disputa constante entre los dos niveles de Gobierno. Temas como la seguridad pública, las obras de infraestructura vial, los proyectos del Centro Histórico, la entrega de apoyos sociales y educativos, han sido todos, en su momento, motivos de conflicto.
La colaboración y la cordialidad han sido disminuidos al mínimo en la relación Estado-Ayuntamiento y parece que el reciente fallo de la Corte no cambiará mucho las cosas, sobre todo ahora que se acercan los tiempos electorales, en los cuales las aspiraciones individuales o gremiales suelen nublar —todavía más— la corta vista de los gobernantes y políticos.
Desgraciadamente, quienes salimos perdiendo en este absurdo pleito somos los ciudadanos, los que con nuestros impuestos les pagamos a los servidores públicos para que trabajen y no para que, como vulgarmente se dice, se la pasen “agarrados de la greña” por naderías. En la región hay mucho qué hacer y por eso Estado y Municipio deben hacerlo juntos.
