¿NADA QUÉ INFORMAR?
Con gran astucia y oportunamente nuestros diputados federales y el Ejecutivo Federal pactaron que el “El Día del Presidente” desapareciera; es decir que el formato del informe al término de cada año de Gobierno ya no se leerá el primero de septiembre, ni obligará al presidente de México a dar la cara a su pueblo para responder por tan alta y digna investidura y el estado que guarda la Administración a su encargo.
Hoy sí queremos saber, nos interesa que la autoridad nos comunique, como deben hacerlo todos los que de alguna forma llegaron por nuestro voto y confianza a ocupar puestos de representacion popular, por qué el país ocupa los últimos lugares en: inversiones, empleo, calidad de vida, educación, investigación y ciencia, salud, infraestructura hidraúlica, agua potable a los ciudadanos, desarrollo del campo y hasta último lugar en las olimpiadas.
Debe también aclarar por qué tenemos el primer lugar en: impunidad, secuestros, corrupción, violencia intrafamiliar, alza de precios en productos de la canasta básica, gasolinas, gas, etc.
Pero lo más importante, debe informar las estrategias que seguirá su Gobierno para enfrentar estas crisis que amenazan con crear un clima de ingobernabilidad en la nación, recursos para su atención y metas a corto y mediano plazo.
Tal parece que hoy la tónica es saber menos para no opinar. Porque cuando piden el voto aseguran trabajar por ello y luego cuando ya ganan resulta que “la educación es de todos, la seguridad es de todos, el sector salud es de todos”, pero sus nada desquitables sueldos y comisiones, ésas sí... sólo son para ellos.
Miguel Gerardo Rivera,
Torreón, Coahuila.
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“EL RELOJ DEL MEXICANO”
En todo el mundo el reloj se expresa en forma numérica. Agregando algunas veces: de la mañana, tarde o noche, según la luz del día.
En nuestro país, es increíble que algunas personas no sepan interpretar las manecillas del reloj: quizá sea la causa por la cual al hacer una cita sólo digan: nos vemos mañana, en la tarde o noche.
Otros intentan ser más precisos y dicen: después del almuerzo, comida o cena. O: al ratito, después, más tarde o entre tal y tal hora nos vemos.
Quizá esto explique la fama que tenemos los mexicanos de ser impuntuales, informales e irresponsables a la hora de asistir a una cita.
Qué desesperante con estas gentes, que en ocasiones nos dicen: vengan mañana, y ahí estamos esperando desde los primeros minutos de la mañana, para que ellos llegen minutos antes de que empiece la tarde y todavía cínicamente dicen: llegué “barrido”.
Eduardo González Caldera,
Torreón, Coahuila.