‘NI NOS VEN, NI NOS OYEN’
Dentro de las notas de mayor impacto publicadas en su diario, destacan dos que hablan sobre la inseguridad en la que estamos expuestos todos los mexicanos. En una de ellas se lee: “Continúan los preparativos para realizar una marcha de protesta contra la inseguridad” y líneas más adelante dice: “Frecuentemente hay asesinatos, robos y secuestros y denuncias de corrupción desde funcionarios de primer nivel para abajo; es necesario que esas acciones no se queden a medias siendo éste uno de los propósitos de la marcha”.
Días después leí otro encabezado en su sección “C” que expresaba: “Hoy es la marcha contra la inseguridad pública”. Ya en la nota destaca lo siguiente: “los participantes demandarán honestidad del Poder Judicial ya que no es posible que se registren situaciones donde los encargados de impartir
justicia se encuentren involucrados...”.
Al referir estas dos notas, no me queda duda de que nuestros gobernantes o no leen el periódico o simplemente “les vale” lo que la sociedad les demanda. Esta es una prueba irrefutable pues estas
dos noticias publicadas oportunamente en este importante diario son del día 29 de septiembre y 2 de octubre ¡pero de 1993! Quince años han pasado de un reclamo social por una comunidad harta de
pillos y criminales que se burlan con total impunidad y proteccionismo del sistema judicial al que algunos malos elementos representan.
Aún más notorio y frustrante es ver que el llamado Plan de Seguridad, anunciado por las tres instancias de Gobierno no es más que lo mismo que en su tiempo y ante reclamos similares propuso Ernesto
Zedillo, después Vicente Fox y ahora Felipe Calderón. No se ha hecho realmente la tarea en los últimos 15 años y por eso hoy salen reprobados pues no han tenido el acierto de ponerse a estudiar y consolidar un verdadero plan.
Los resultados son pírricos ante la ola creciente de la delincuencia. Ayudemos al presidente, pues los mandos policiacos están cancerizados por este flagelo. La sociedad y los medios lo han venido señalando
por años como es el caso de estas notas de El Siglo de Torreón del 2 de octubre de 1993. Por cierto, el declarante y organizador de esta marcha años después fue asesinado junto a su familia.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.
