Se evitarían males mayores
Hay quienes piensan que, si se legalizara el consumo de drogas, todos nos volveríamos drogadictos. Pero el consumo de alcohol es legal y no todos somos alcohólicos. Lo que sí ha provocado el prohibir las drogas es una gran inseguridad, la cual se puede remediar en gran medida aceptando su venta y uso y su consecuente reglamentación.
Prohibir cualquier cosa mala está bien, si se puede ejercer la suficiente vigilancia y el castigo expedito y adecuado. Por ejemplo, un padre puede prohibir las cosas que a él se le ocurran en su casa y los hijos seguramente lo obedecerán porque la vigilancia en el hogar es estrecha y el castigo está muy a la mano del progenitor.
Pero en un país no siempre una cosa mala debe ser prohibida. Todos convendremos que el consumo inmoderado de alcohol es una de las cosas que más dañan a nuestra sociedad, pero no tenemos ni prohibido ni limitado su consumo, sino que al contrario: se le alienta en campañas que no tienen restricciones.
Los países islámicos no tienen problema con el alcoholismo porque, ya que su religión lo prohíbe, todos se vigilan entre sí y los castigos son rápidos en aplicarse y muy severos.
Por eso creo que el consumo de droga debe ser legalizado y reglamentado.
(carta resumida)
Dr. Carlos Fuentes Samaniego,
Torréon, Coahuila.
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Centro de Torreón, como área de guerra
De unos años para acá (quizá 10 o 15), el Centro de nuestra querida ciudad ha padecido del abandono absoluto por parte de las autoridades municipales ya que caminar por sus deterioradas y disparejas aceras, es una verdadera proeza y se da uno por bien librado si cada vez que se tiene necesidad de ir al Centro no sufre alguna estrepitosa caída.
Se tiene que ir con cuidado de no tropezar en cualesquiera de los hoyancos y desniveles que presentan todas las aceras, sin excepción. Pero en los últimos meses, el problema se ha recrudecido con tantas excavaciones y desorden de los encargados de las obras a quienes, según parece no tienen autoridades que los controlen y les vale la incomodidad de los peatones y entorpecen o impiden el libre tránsito de las personas.
Las obras que se están realizando son obras mínimas, sin embargo, tal parece que no hay ninguna prisa en terminarlas y así, el transeúnte tiene que sufrir los inconvenientes que dichas “obras” implican. Existe pues una clara violación a los derechos de las personas al libre y seguro tránsito por las calles.
Lejos, muy lejos estamos de vivir en una ciudad civilizada y segura dado que nuestras autoridades municipales tienen otras prioridades que no son precisamente las que benefician al ciudadano común y corriente que representamos la mayoría.
Héctor Astorga Zavala,
Torreón, Coahuila.
