EXIGEN RESOLVER ASESINATOS DE PERIODISTAS
La indignación de nuevo asalta el ánimo. En menos de una semana la prensa de este país ha tenido que sumar a sus muertos el nombre de Armando Rodríguez, reportero de El Diario de Juárez, y contar un nuevo ataque, esta vez, al periódico El Debate, de Culiacán.
Queremos expresar toda nuestra solidaridad para la familia de nuestro compañero asesinado y para los equipos de reporteros de El Diario y El Debate. También exigimos de las autoridades su compromiso para resolver los asesinatos de periodistas y las agresiones y amenazas contra los medios.
No podemos permitir que la violencia y la impunidad sigan actuando en contra del ejercicio periodístico y sobre todo, sumando víctimas. Los reporteros, hombres y mujeres que cumplen a diario con su trabajo y responsabilidad social en las adversas condiciones que ha generado esta guerra contra el crimen organizado, no deben estar solos.
Sociedad y gremio estamos obligados a arroparlos contra el miedo y apoyarlos en su tarea. Toca a las autoridades demostrar su compromiso con el libre ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la información, fortaleciendo las instancias de procuración de justicia y ofreciendo condiciones de seguridad para que los compañeros de todo el país cumplan una labor que, hoy más que nunca, es indispensable.
Atentamente,
Periodistas de Sinaloa.
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LOS POLÍTICOS Y LA PENA DE MUERTE
Hace algunos meses la Ley de Estados Unidos sentenció y dio muerte a un mexicano acusado de haber violado y asesinado con saña bestial a una niña. Como siempre, los políticos mexicanos -que siempre buscan “columpio”- salieron a la defensa del acusado para liberarlo de la inyección letal que le fue aplicada, criticando posteriormente las leyes de ese país.
A lo mejor querían una sentencia a la mexicana, unos meses de cárcel, “mordidas” por todos lados, extravío o mal redacción de expedientes, al final: libertad absoluta por falta de pruebas.
Hoy estos mismos políticos -subidos en el “columpio”- andan apelando la pena de muerte para algunos delincuentes. ¡Qué malos! Si antes eran buenas gentes. ¿Quién los habrá cambiado? ¿Estarán enfermos?, ¿o ya se hicieron chimoltrufios?
Eduardo González Caldera,
Torreón, Coahuila.
