Josef Fritzl, de 73 años, planeó y construyó el “calabozo” del sótano de su casa en la localidad austriaca de Amstetten antes de encerrar allí a su hija Elisabeth durante casi un cuarto de siglo, según deducen los expertos, que ayer continuaron sus pesquisas en el lugar de los hechos.
“Hizo los planes con antelación. En 1983 ya estaba construido” el calabozo, explicó Franz Polzer, jefe de la Oficina contra el Delito de Baja Austria. De acuerdo con las declaraciones de Elisabeth Fritzl, de 42 años, fue en 1984 cuando su padre la atrajo hasta el sótano, la golpeó y la maniató, manteniéndola encerrada los 24 años siguientes, en los que la violó sistemáticamente y la dejó embarazada de siete hijos.