Además de los asesinatos en la Sierra, se ha presentado una innumerable cantidad de asaltos, especialmente a dependencias federales.
Cientos de personas que por necesidad han tenido que ir a trabajar a la Sierra de Durango han platicado infinidad de anécdotas violentas y otras no han vivido para contarlo; violaciones, homicidios y robos.
En una comunidad de la Sierra de Durango se encuentra una clínica de salud en donde el doctor, quien lleva más de dos años consultando en ese lejano lugar, narra sobre la inseguridad y los riesgos que corren al prestar sus servicios en esa zona del estado; en los últimos tres años por lo menos han asesinado a 16 trabajadores que fueron a laborar a esos sitios, sin contar a la infinidad de personas que han violado, secuestrado y robado sin que la autoridad haga nada para remediarlo.
Testimonio. “Gente armada, homicidios, robos, secuestros, violaciones, entre otras cosas, he visto en la comunidad en la que estoy sin que la autoridad haga algo para evitarlo; cada vez que hay un baile, las ráfagas de ‘cuerno de chivo’ se escuchan toda la noche”, comentó un doctor, que por su seguridad se omite su nombre y la comunidad serrana en la que trabaja.
El galeno comentó a El Siglo de Durango sobre lo difícil que es trabajar en la Sierra de Durango y más para las mujeres, pues en las comunidades aledañas hay maestras, enfermeras y hasta cocineras que van a laborar a campamentos.
“La gente se porta muy bien con nosotros y hasta nos cuida, así como con los maestros, pues saben que en caso de que nos agredan se les suspende el servicio en su comunidad; sin embargo, el riesgo está latente, pues hay mucha gente armada, hay enfrentamientos, hay gavillas de asaltantes y cada vez que hay una fiesta, los hombres, ya ebrios y drogados, sacan a relucir sus armas de fuego y las accionan al aire, pero constantemente las disparan en contra de sus enemigos ya que existen muchas rencillas entre las familias”, agregó.
Finalmente, comentó que han llegado en la madrugada personas heridas por arma de fuego para que las atiendan y debido a su profesión y ética tiene que auxiliarlas, pero, comenta, “aunque uno no quisiera tiene que hacerlo pues lo exigen casi con el rifle en la mano”.
Sangriento. Apenas el mes pasado, El Siglo de Durango informó sobre los asesinatos de un doctor en una comunidad de Tamazula y el de una maestra, en San Dimas, situación que consternó a la comunidad duranguense, pues en estos hechos se evidenció la falta de garantías que tienen las personas que se van a trabajar a la zona serrana de la entidad.
En mayo fueron asesinados cuatro trabajadores forestales, también en San Dimas y como antecedente se tiene el homicidios de seis, también empleados de la madera en Tamazula, en el 2005; un trabajador de Diconsa en el 2006, y tres integrantes del grupo musical Los Padrinos de la Sierra, en junio del año pasado.
El pasado 24 de junio se tuvo conocimiento del asesinato de Eloy Paredes Perez, quien se desempeñaba como doctor en una comunidad de Tamazula.
Los hechos sucedieron entre las ocho y nueve de la mañana cuando Paredes Pérez se encontraba realizando de manera normal su trabajo. Según los testigos, un individuo entró al consultorio médico y comenzó a dispararle a quemarropa.
Feminicidio. Un día antes, en el fondo de un barranco de 50 metros de profundidad fue encontrada sin vida una joven mujer de apenas 19 años de edad, quien se desempeñaba como maestra en San Dimas y pertenecía al Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe); las primeras investigaciones arrojaron como resultado que un par de sujetos la subieron a la fuerza a un vehículo y tras 12 horas de desaparecida localizaron su cuerpo ya sin vida en el precipicio.
La víctima respondía al nombre de Alicia Edith Barrientos Rodríguez, de 19 años, quien tenía su domicilio en San José de Gracia, perteneciente al municipio de Canatlán.
De acuerdo con la información proporcionada por la Procuraduría estatal, la joven trabajaba en el Conafe y realizaba sus servicios en la comunidad de Cerro Pelón, en San Dimas, justo el lugar donde pereció.
Acribillados. Asimismo, a finales de mayo se presentaron cuatro muertes violentas también en San Dimas; el domingo 25 fueron acribillados tres trabajadores forestales cuando se dedicaban a señalar pinos para su deforestación siendo éstos Nicandro Vargas Vargas, de 43 años, quien tenía su domicilio en el fraccionamiento San Marcos; José Erasmo Aguilar Vázquez, de 18; y José Manuel Velázquez, de 18, ambos vecinos del poblado El Nayar, quienes al parecer fueron asesinados por el problema entre ejidatarios que existe en la zona o quizá por una de las gavilla que opera en el lugar.
Al día siguiente se tuvo conocimiento del asesinato del también trabajador forestal Jesús Madriles Gurrola, de 34 años, quien tenía su domicilio en calle Coahuila, número 103, de la colonia México de esta ciudad; el mencionado fue asesinado de cinco balazos en el pecho y en el cráneo cuando salía de uno de los campamentos forestales.
Más homicidios. También se tuvo conocimiento de que en en los primeros días de junio del año pasado tres integrantes de Los Padrinos de la Sierra, un conjunto de música grupera, después de ofrecer un concierto, fueron acribillados en los límites de Durango y Chihuahua.
Los cuerpos sin vida de César Omar Ponce Velázquez, de 18 años de edad; Fidel Omar Gutiérrez Loera, de 22, y César Ramírez Ávila, de 32 años, fueron encontrados en el camino El Tecuán-El Durazno, a la altura del denominado Puente del Diablo, en el municipio de Tamazula.
Por otra parte, en febrero del 2006, Hilario Melero Carrizosa, quien trabajaba para Diconsa, fue asesinado en San Dimas y posteriormente fue quemado junto con su camioneta, siendo detenido apenas hace unos días uno de los presuntos homicidas, de nombre Modesto Venegas Santoyo.
Finalmente, en febrero de 2005 en el ejido de San José de Viborillas, en Tamazula, se registró una masacre en agravio de seis trabajadores de la empresa Triplay y Maderas de Durango.
Datos
Reciente. Un doctor y una maestra fueron cobardemente asesinados en Tamazula y San Dimas, respectivamente.
Rafagueados. Cuatro trabajadores forestales fueron acribillados al parecer por problemas del ejido en San Dimas.
Calcinado. En San Dimas, fue asesinado un trabajador de Diconsa y después lo quemaron para borrar evidencias.
Emboscados. En los límites de Durango y Chihuahua, fueron acribillados tres integrantes de Padrinos de la Sierra.
Multihomicidio. En San José de Viborillas, Tamazula, fueron asesinados seis trabajadores forestales, por la espalda.