En el panteón de El Águila se encuentra la tumba del policía César Moreno.
Sin honores, en completo sigilo, rodeado por sus familiares y sus compañeros de trabajo vestidos de civil, fue sepultado César Moreno Valero, de 40 años, originario del ejido La Joya. El policía preventivo de Torreón perdió la vida por una bala que accionó un agente federal el lunes pasado.
En el panteón del ejido El Águila hay otro sepulcro de tierra. Dos bloques hacen la veces de floreros para sostener nardos rojos, una docena de coronas con arreglos florales rodean el montículo que tiene una cruz azul de madera que no lleva nombre: es la de César. En las coronas se observan leyendas en los listones blancos “de tus compañeros”, “Seguridad Pública Norte”, “Seguridad Pública Poniente” y demás con la razón de familias cercanas al finado.
Rodolfo Walss, director de Planeación de Torreón, dijo en rueda de prensa que el agente caído “merece todos los honores, pero en este momento no se pudo hacer lo debido porque lo más importante era restablecer el servicio. Ya se atendió a la familia, vamos a absorber los gastos y se pagará el seguro de vida correspondiente”.
Desde el mediodía del martes, todas las diligencias de la averiguación previa sobre el asesinato de César fueron turnadas a la Procuraduría General de la República (PGR) por orden superior.
Los reportes periciales señalaron que la bala que mató a César entró por el pecho y le atravesó la espalda. El tiro rebasó el margen del chaleco blindado y la bala tomó una trayectoria de arriba hacia abajo, en diagonal, posicionando al tirado en una parte alta, como la caja de una camioneta. La patrulla de César Moreno, la 35469 tenía más impactos de bala en el parabrisas.
La casa de César está en el ejido La Joya. A menos de un kilómetro, poco antes de llegar al ejido San Miguel, de Matamoros, terminó la vida del policía. Formando un triángulo imaginario, su última morada en el ejido El Águila es ahora el tercer punto, que se une en línea recta con la que era su casa. En el panteón, un ayudante de albañil que prepara las fosas se acerca a la humilde tumba. “¿Sabes si le hicieron honores?” se le pregunta. “No, pues cómo, si lo tiraron a león”, responde y patea un montón de tierra.