Para aquellos que se aburrieron como ostra paralítica el domingo pasado, presenciando un partido infumable en el Estadio Corona (o por la televisión, dado el escaso aforo de tan vetusto y peligroso sitio), les tengo un antídoto magistral: hoy será la final de la Champions League, el torneo de clubes de mayor calidad en este planeta enloquecido por las patadas.
Aunque los deportes no son lo de este espacio, permítaseme desempeñar mi papel como uno de los cincuenta millones de expertos en futbol que existen en este país, y meter mi cuchara.
En primer lugar, cabe hacer notar que hoy se enfrentarán en Moscú dos clubes británicos: uno, de larga prosapia, el Manchester United. El otro, el Chelsea, que apenas hace algunos años se ha colocado realmente entre los mejores del continente, merced al dinero que le ha metido un mafioso ruso que, cosa curiosa, sí sabe lo que hace… no como algunos dueños de equipos mexicanos, que gastan la lana a lo sonso.
¿Por qué en Moscú? Bueno, porque ésa era la sede designada desde hace años por la UEFA, la institución que gobierna, y muy bien, el futbol de aquel continente. Lo que los rusos no sabían cuando recibieron la sede era que tendrían que lidiar con el doble de aficionados británicos, léase Hooligans, que de haber resultado finalista un solo club inglés. Si a eso le añadimos que la Policía antimotines rusa tiene fama de tener la mano muy pesada, lo que ocurrirá fuera del estadio antes y después del partido resulta de pronóstico reservado. Además, por cuestiones de husos horarios y para que más gente pueda ver el partido, éste arrancará a las 10:30 de la noche, tiempo moscovita. Ya se imaginarán lo fumigados que estarán algunos hinchas británicos para esas horas.
En todo caso, los más de 40,000 fanáticos ingleses han estado recibiendo, mal se bajan del avión, un folleto donde se les explica cómo comportarse en la capital de Todas las Rusias. Ya si lo alcanzan a leer, y que le hagan caso, es otra cuestión. Pero por lucha no quedó.
En lo futbolístico, ésta es una buena rivalidad: Manchester United le ganó el campeonato inglés al Chelsea por un pelo (bueno, por dos), y nada le caería mejor a los londinenses que desquitarse en el más grande aparador futbolístico de Europa. El problema es que ambos equipos se conocen a la perfección, y quizá veamos un partido más trabado que la brillantez de los jugadores podría hacer pensar. Sin embargo, no cabe duda que usualmente uno ve más futbol en quince minutos de un juego de la Champions, que en cinco o seis partidos de la Liga Mexicana. Por no decir nada del derroche físico y técnico de que hacen gala algunos futbolistas.
Así que ya sabe: si quiere ver buen futbol, vea hoy la final de la Champions… y compare eso con lo que aquí se hace pasar por soccer. A veces, la verdad, da pena.