La principal razón para el ascenso de Gerardo Ruiz Mateos al Gabinete presidencial es su cercanía con su amigo Felipe Calderón, de quien ha sido colaborador de modo intermitente desde hace doce años. Ingeniero industrial por el Tec de Monterrey, el ahora secretario de Economía fue a partir de 1989 director de una empresa fabricante de autopartes establecida en Querétaro y poco después inició una militancia social y política que se expresó en su pertenencia a la Unión Social de Empresarios Mexicanos (USEM) y en el Partido Acción Nacional, a los que ingresó a mediados de los noventa.
Apenas unos meses después de su ingreso al PAN, Felipe Calderón, elegido en marzo de 1996 presidente del partido, creó ex profeso para Ruiz Mateos el cargo de secretario ejecutivo del comité nacional. Simultáneamente el novel panista se hizo dirigente de la USEM, hasta llegar a presidirla en el año 2000. Por esa vía hay identidades entre Calderón y Ruiz Mateos, pues el padre del ahora huésped principal de Los Pinos fue gerente de la USEM en Morelia, en 1962, como se recordó en marzo pasado durante el congreso nacional de esa organización de empresarios católicos celebrado en la capital michoacana. Ruiz Mateos llevó la representación presidencial a ese acto, en el que habló de la economía nacional, de cuyos asuntos se ocupaba ya crecientemente en paralelo con Sojo, a quien ahora reemplaza.
Miembro del consejo nacional panista por el Distrito Federal, Ruiz Mateos encabezó el consejo de vigilancia de ese órgano durante 2001 y 2002, año este último en que ingresó al comité nacional del partido invitado por Luis Felipe Bravo Mena, Pero antes había formado parte del comité de finanzas de la campaña de Vicente Fox, que procuraba ensamblar las tareas que al respecto realizaban el propio partido y los Amigos de Fox. El líder de esta organización, Lino Korrodi menciona a Ruiz Mateos, en esta función, como “hombre de confianza del presidente del partido”.
Una función semejante, aunque con mayor formalidad, asumió Ruiz Mateos en diciembre de 2005, cuando al comenzar su campaña Calderón lo designó coordinador de administración y finanzas. En ese papel, uno de sus cometidos fue acercar al candidato panista a grupos empresariales, para convertirlos en donantes. Él mismo lo había sido con 214,288 pesos, aportados en septiembre de aquel año, cuando apoyó a Calderón durante la contienda interna por la candidatura presidencial. Un año después, declarado Calderón presidente electo, el ahora secretario de Economía fue encargado de la coordinación técnica de la transición. Al comenzar el Gobierno Ruiz Mateos quedó subordinado a Juan Camilo Mouriño en la Oficina de la Presidencia, donde fue coordinador de gabinetes y proyectos especiales. En enero de este año ascendió a la jefatura de esa oficina, por haber sido Mouriño llevado a la secretaría de Gobernación.
Al presentarlo anteayer como nuevo titular de Economía, Calderón exageró diciendo que tiene “amplia experiencia tanto en el sector público como en el sector privado”, lo cual se contradice con los datos anotados en las líneas anteriores. Por ello fue necesario que su jefe abultara la relevancia de las funciones de Ruiz Mateos en la Oficina de la Presidencia, que fue dividida en parcelas tras la salida de Mouriño. Según Calderón, de enero a agosto el ahora miembro de su Gabinete “impulsó la supervisión y el correcto desempeño de los programas gubernamentales en los distintos ámbitos de la administración pública, especialmente en materia económica y de competitividad”.
Sin embargo, no fue ese desempeño lo que provocó su ascenso. Dijo Calderón: “Lo que me motiva a designar a Gerardo Ruiz, además de ser uno de mis colaboradores más importantes y cercanos, es el hecho de que ha sido un empresario que ha vivido y sufrido en carne propia la condición de las empresas en México y ha estado al otro lado del mostrador. Sabe lo que hay que hacer: desregular la economía y liberar las fuerzas productivas del país para detonar el crecimiento”.
Vicente Fox dijo del suyo que era un Gobierno de empresarios para empresarios. Con el nombramiento de Ruiz Mateos, Calderón parece acercarse a esa tesis, por lo menos circunscrita a la secretaría que inicialmente había encargado a Sojo, quien a diferencia de su sucesor carece de trayectoria, así fuera breve en el campo empresarial por lo que quizá no supo “lo que hay que hacer”. Una política económica concentrada en el apoyo a las empresas podría mejorar la suerte de ese sector, pero dejaría de lado segmentos importantes de la actividad productiva, como la de emprendedores individuales que transitan en el lindero con la economía informal y proveen el empleo que la administración de Calderón no acierta a crear en la medida ofrecida.
Los ajustes de Calderón en su Gabinete han convertido en secretarios de Estado a personas de su confianza personal, no dotados necesariamente de las aptitudes requeridas para un desempeño de ese nivel, ni experimentadas o conocedoras en los ámbitos de la competencia que se les confía. Se ha ido configurando un equipo más significado por la relación personal con el presidente que con la eficacia en la realización de sus tareas. En la tradición autoritaria del sistema mexicano, de la que los Gobiernos panistas no se han apartado, la lealtad personal al jefe era una prenda de alto valor, que se imponía sobre las cualidades necesarias para el desempeño gubernamental. Los gobernados pagan las consecuencias.