Ya no será “de fuego” impulsado por máquinas de vapor como en 1852. Tampoco “de sangre”, jalado por mulas y caballos como en 1860. En 2010, el tranvía de la ciudad de México será de tracción eléctrica, con llantas reductoras de vibración, ventanillas panorámicas y espacios exclusivos para usuarios con discapacidad.
Al puro estilo de ciudades europeas como Barcelona, Grenoble o Lisboa, el sistema de transporte que estrenarán los capitalinos en el Bicentenario de la Independencia será también el más caro que deban pagar, pues se tiene estimado un costo de cinco pesos por viaje, es decir, 50 centavos más caro que el Metrobús.
La diferencia es que su ruta será sólo para el centro de la ciudad al recorrer 10.8 kilómetros en 23 estaciones, ida y vuelta, según el último proyecto aprobado el 30 de mayo de 2008 en el que participará el Sistema de Transportes Eléctricos (STE).
La intención de regresar el tranvía a la ciudad de México fue anunciado por el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, el 5 de diciembre de 2007 en su primer informe de labores.
El propósito de hacerlo un modo de transporte “cómodo, eficiente, seguro y amigable con el medio ambiente” es “contribuir al mejoramiento de la calidad de vida; además de la plusvalía turística y estética”.
Y sí, más que masivo y benéfico para la economía de los más 18 millones de viajes que se hacen al día en la ciudad, será un paseo turístico que mostrará 38 puntos de interés histórico y cultural de la ciudad.
Entre ellos se contempla el Museo de San Carlos, el Monumento a la Revolución, la Alameda Central, el Palacio de Bellas Artes, la Torre Latinoamericana, la Catedral Metropolitana, el Zócalo, los palacios Nacional y del Ayuntamiento, el Museo de la Ciudad de México, el Templo Mayor, la Academia de San Carlos, la plaza de Santo Domingo y el Palacio de Minería. El proyecto contempla medidas para aplicarse los días 28 de cada mes, cuando miles de feligreses acuden a la Iglesia de San Hipólito.