Dice un refrán popular que “hasta entre los perros hay razas”, refiriéndose a que no todos somos iguales y las formas de actuar marcan la diferencia.
Esto viene al caso cuando de dirigentes deportivos se trata, y me encontré con dos noticias referentes a gente de pantalón largo, uno de ellos mexicano, el tristemente célebre Mariano Lara y el otro francés, estrella del balompié en su época y hoy cabeza visible de la poderosa Unión Europea de Futbol, la UEFA, Michel Platini.
El ex capitán de la selección gala, en el primer aniversario de su gestión al frente de la emblemática confederación del viejo mundo, pronunció un impresionante discurso donde reafirmó los ideales deportivos en el futbol y rechazó el lucro como la única premisa a lograr por instituciones y atletas.
La “perversa influencia del dinero” llamó Platini a esa guerra por obtener sólo beneficios económicos y convocó a una cruzada para devolver al balompié su espíritu romántico.
Atacado por los sectores “duros” del periodismo, Michel se autodefine como un hombre de lealtad que habla directo y les recuerda que millones de niños europeos e inmigrantes patearon un balón en el lodo antes de sentarse en un banco de escuela. De ahí la idea de rescatar a este hermoso juego del mercantilismo puro.
Además, se refirió a la batalla frontal que las organizaciones deportivas y las autoridades de las naciones europeas deben librar contra los flagelos de nuestro tiempo en el futbol, tales como el uso de estimulantes, los partidos amañados y la creciente influencia de los grupos extremistas que, sin tener nada que ver con el deporte, aprovechan su popularidad para realizar actos violentos.
El racismo tampoco escapó al global concepto de la fenomenología del juego que expuso Platini y se declaró en guardia para abatir esta manifestación, atentatoria a todas luces de cualquier principio deportivo y de la dignidad humana.
De este lado del charco, el presidente de la Federación Mexicana de Atletismo, Mariano Lara, solicitó una licencia indefinida para separarse del cargo pues necesita tiempo y espacio, según su dicho, para preparar la defensa de las acusaciones de que ha sido objeto.
La licencia abarca también el cargo de vicepresidente del Comité Olímpico Mexicano y ambas han sido aceptadas, por lo que la batalla que presentó Ana Gabriela Guevara en ese sentido está parcialmente ganada.
En una conferencia de prensa donde la contradicción y el “cantinfleo” privaron, Lara dijo no tener nada que ocultar, salir con la frente en alto así como jamás haber sido notificado de la suspensión que le aplicó el Consejo Directivo del Sistema Nacional del Deporte, (Sinade).
Si Lara es culpable de los delitos que se le imputan o si resulta la reencarnación de satanás en su manejo al frente del atletismo nacional no lo sé y creo que merece el beneficio de la duda; lo que ha quedado de manifiesto es el desaseo, el cinismo, las dobles intenciones y hasta el nerviosismo con que se trató este asunto, y la noticia, para bien o mal, le da la vuelta al mundo.
Sin ningún afán de malinchismo, me quedo con la raza de Platini.