Está nuevamente en la palestra el tema del arsénico en el agua que se extrae del subsuelo lagunero. Este tema corre el riesgo de caer en la teoría que dice que un problema que no se soluciona en un periodo razonable, con el paso del tiempo se convierte en parte ya del entorno. Esta situación suele materializarse en el ejemplo cuando se dice que un elefante blanco está situado en el centro de una sala, a golpe de días las personas se habitúan a que el paquidermo sea un elemento más del ambiente.
Así ocurre hoy con el arsénico. Años han pasado desde las primeras denuncias del contenido de arsénico en el agua extraída, y poco se ha hecho en realidad.
Hace unas semanas, empresarios laguneros, personas de la ciencia y el contador público Don Mario Enrique Vázquez Ávila, creador del añejo plan MEVA, han vuelto a tomar bríos para alertar a la comunidad de lo que está sucediendo con los mantos freáticos laguneros. Esto a raíz de la publicación de un desplegado en periódico en la Ciudad de México, destinado al presidente Felipe Calderón, donde las principales organizaciones de productores agrícolas, jóvenes, trabajadores, comerciantes, empresarios y el gobernador del Estado de Sonora, Eduardo Bours, le piden al mandatario el establecimiento de una política firme en cuanto a la inversión pública en obras de infraestructura para el aseguramiento de una mayor disponibilidad de agua, energía y alimentos en general.
Los sonorenses están dando pasos en materia de planeación para el aprovechamiento óptimo de la cuenca hídrica de la que son parte, junto a los estados de Sinaloa y Nayarit. Ellos, tienen ya un plan para llevarlo a cabo, que lo han denominado Plan Hidráulico del Noroeste (Plhino) y ya han obtenido del presupuesto federal, una partida de treinta millones de pesos destinados a la realización de los estudios técnicos para el aseguramiento de la viabilidad de su plan para aprovechar la cuenca compuesta de dieciséis ríos que nacen en la Sierra Madre Occidental.
¿Qué importancia tiene para La Laguna lo que está sucediendo en Sonora con el Plhino? Sencillamente que las sociedad organizada sonorense, junto a Sinaloa y Nayarit están dando pasos hacia la construcción de políticas y acciones materiales que les permitan tener un mejor aprovechamiento de sus recursos naturales, específicamente el agua, que les puedan servir para conseguir una desarrollo sustentable. Acá en cambio, la única propuesta hecha para la solución del inminente abatimiento de las reservas subterráneas del vital líquido, lo contiene el plan MEVA, que consiste básicamente en la creación de un sistema compuesto de túneles, canales, galerías de drenaje y presas de retención, que captarían el agua de ríos nacientes en la propia Sierra Madre Occidental, para conducirla principalmente al río Ramos, afluente de la presa Lázaro Cárdenas (El Palmito) para de ahí destinarla a La Laguna por el Nazas para su explotación.
Es una realidad que el plan MEVA vendría a reponer lo que por años se ha estado haciendo en la zona, que es extraer mucho más de lo que se recarga, creando un déficit sensible y obligando a que la extracción se realice en zonas más profundas, con mayor contenido de minerales, entre ellos, el venenoso arsénico.
Por supuesto que no es MEVA la única solución, ni siquiera en este momento existe la certeza que sea viable económicamente, pero deben de hacerse las gestiones por parte de las autoridades públicas para que ya se afronte el problema, que es generado por la sobreexplotación que lleva a cabo el sector agrícola, con más del ochenta por ciento del consumo total del agua, especialmente la paradójica industria lechera, que vino a desarrollarse en un semidesierto, y que su principal insumo es el agua.
Ayer en la Universidad Iberoamericana, plantel Laguna, el investigador de la UNAM, Marcos Adrián Ortega Guerrea, señalaba que La Laguna es un foco rojo mundial por la presencia del arsénico en el agua. De ese tamaño es el problema, por ello la urgencia de buscar soluciones. Sonora ya lo está intentando, nosotros ¿cuándo? ¿Hasta morirnos de sed?
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