Centro de Desarrollo para Personas Ciegas y de Visión Baja
La semana pasada comenzamos platicando acerca del duelo y la relación entre tener un hijo con alguna discapacidad y necesitar vivir mi propio proceso de pérdida. Así, el día de hoy explicaré cuáles son las etapas por las que caminamos en este camino que, bien dice el Dr. Jorge Bucay, es de las lágrimas.
Al darnos cuenta que tuvimos una pérdida, en este caso, de la expectativa que teníamos de cómo sería nuestro hijo, así como de la salud de un ser querido, nuestra primera reacción es la negación, momento en el cual no podemos creer lo que está pasando, nos sentimos incrédulos, a veces nos aislamos o lo dudamos e incluso manifestamos abiertamente, “Debe ser un error”, “Seguro se equivocaron”.
Luego, al comenzar a ver la realidad, podemos llegar a sentir enojo o ira, nos comenzamos a preguntar, ¿por qué a mi? externando este sentimiento de diferentes formas con quienes se encuentran a nuestro alrededor. Puede ser que nos enojemos con nuestros familiares, que nos dé coraje ver a los papás con hijos sanos, o incluso nos molestemos con Dios por habernos puesto esta encomienda, o sintamos culpa por la situación que se vive.
Al no encontrar salida buscamos una negociación, que nos ayude a “solucionar” el problema con Dios, con los médicos, con los maestros o terapeutas que “lograrán, hacer que mi hijo recupere, u obtenga, una calidad de vida como la mía”.
Después de intentar reparar y al darnos cuenta de que nada funciona, caemos en una fase de dolor en la cual, ya no podemos seguir negando o defendiéndonos, y nos cae el veinte que es verdad lo que nos está pasando y tal vez podamos ayudar; pero la realidad no cambiará, es entonces cuando la gente trata de decirnos que no lloremos, que todo pasará y salgamos adelante, sin embargo no es magia, y es el momento necesario para darnos permiso de sentir este dolor que en ocasiones lo reconocemos hasta en el cuerpo: de llorar, de expresar lo que llevamos dentro, son momentos tristes que podemos compartir o tal vez necesitemos estar solos; pero si duele es porque nos estamos acercando a la aceptación, y para llegar a ésta, necesitamos arriesgarnos a atravesar este periodo doloroso pero que, al vivirlo, nos dará la fortaleza para llegar a la última etapa.
La aceptación es el final del camino, es el momento en que después de haber expresado lo anterior vivimos el presente con más tranquilidad, que no es igual a estar felices, son momentos más provistos de paz y esperanza en donde nos damos cuenta que la vida sigue y hay que poner de nuestra parte para utilizar la fortaleza que llevamos dentro para continuar.
Éstas son las fases, sin embargo no es una receta, cada quien lo vivimos de formas distintas, y a veces pasamos de una etapa a otra, en un vaivén hasta llegar a la aceptación a nuestro ritmo y tiempo.
Espero puedas identificar en qué etapa estás tú o tus seres queridos y desarrolles paciencia para contigo y quienes te rodean, al ver que es normal lo que sientes.
Date permiso de vivirlo, arriésgate, te ayudará a ser libre, y recuerda que si tienes un pequeño cerca con Visión Baja o Ceguera, en Ver Contigo estamos para apoyarlos tanto e él (ella) y a ti también.
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