Centro de Desarrollo para Personas Ciegas y de Visión Baja
Recomendaciones que se deben de tomar en cuenta para educar a un bebé ciego o de visión baja desde 0 meses de nacido hasta dos años de edad
PRIMERA PARTE
Hoy te voy a compartir cómo inició la educación de nuestro pequeño bebé Manolo. En septiembre de 2000, en la ciudad de Houston, Tx., después de tres cirugías a sus cuatro meses de nacido, nos dan el diagnóstico: ceguera por retinopatía del prematuro. Según algunas teorías de psicología, la familia inicia un proceso de “duelo” al saber un diagnóstico como éste. Claro, nosotros estábamos por iniciar un camino totalmente desconocido. Por nuestros viajes por España y al yo haber impartido cátedra en varias universidades, es que tenía claro, que en la actualidad existían estudiosos en diferentes materias y creadores de diferentes métodos y técnicas basadas en investigaciones y experiencias de otras personas. Esto me ayudó, para que mi primera reacción ante tal acontecimiento, fuera el de preguntar al médico, “Si no hay vuelta para atrás y es algo que ya está con nosotros y con lo que vamos a vivir el resto de nuestras vidas, entonces dígame doctor, quién nos puede enseñar a educar a nuestro bebé”, le dije, “nosotros no seremos los primeros ni los últimos que pasemos por esta situación”.
Es aquí, cuando el médico nos refiere a la escuela Rogers School, en donde atendían a niñ@s de la diversidad, incluyendo a niñ@s superdotados. Nos visitan al hotel y nos dan una gama de información respecto a la educación de un bebé con esta discapacidad. A partir de aquí me di a la tarea de reunir más información que me dijera cómo hablarle, cómo tomarle y enseñarle las cosas de todos los días. Aprendí en el día a día muchas cosas más que nuestro bebé nos enseñó. Así que las recopilé para entregarlas a familiares, a la persona que le aplicaba terapia física, a sus primeras guías y maestras para que también supieran cómo tratarle y quitarse ese “miedo” que da al primer contacto con un niñ@ con ceguera o con visión baja, al desconocer sobre este tema. Probablemente tú estés en esta situación como madre o padre o, probablemente, pronto lo estarás como terapista, cuidador o maestr@ en guardería, cuando se trata de bebés.
En psicología, lo ideal es que partiendo del desarrollo de un niño sin problemas visuales se haga la comparación para conocer más a cerca de cómo prevenir que las etapas se puedan prolongar o complicar y que evitan dar paso hacia otra etapa del infante. Existe mucha literatura, que puedes consultar en Ver Contigo. En caso de que atiendas a un bebé ciego o con visión baja, toma en cuenta las recomendaciones básicas que voy a darte, para que veas que si te informas y preparas ya no lo percibirás como un problema en casa, escuela o guardería según sea tu situación; lo harás parte de tu vida, te acostumbrarás tú y acostumbrarás a los que le rodean a que el trato y vocabulario que se necesita sean parte de lo cotidiano y llegue a ser tan natural. Y cuando ya tenga más edad, si eres madre o padre de un bebé con discapacidad visual, no pensarás a cada instante en ese “problema” y menos lo sufrirás, al contrario, gozarás cada logro de su existencia. Si eres maestro o cuidador, tendrás el orgullo de haber contribuido a que la base de su crecimiento sea más sólida y con más posibilidades de que su desarrollo vaya casi a la par de cualquier otro niño sin problemas visuales. Así que será hasta el próximo domingo que empezaré por enumerarlas.
“Empieza por cambiar el panorama de tu vida, como madre, padre, maestr@ o simplemente como una persona que quiera trascender, apoyando a muchos bebés y niñ@s para que vivan dentro de sus familias, en la escuela, con más naturalidad, y en paz ¡Te esperamos!”.
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