Centro de Desarrollo para Personas Ciegas y de Visión Baja
Uno de los retos más importantes de nuestro tiempo es la detección temprana de problemas en los niños, especialmente aquello que se ven relacionados con la salud mental o psicológica. Cuando los niños salen de su marco familiar, enfrentándose con el medio social o escolar, y se ponen a prueba sus mecanismos adaptativos, y por tanto, la fortaleza de su personita, empiezan a aparecer los problemas. Para entonces ya hemos perdido un tiempo valioso como padres en las posibilidades de resolución de problemas.
En el caso de los niños con deficiencias visuales, esa detección temprana es posible como consecuencia de la atención prestada a su deficiencia en particular. De esta manera la deficiencia visual se convierte en el motor de la atención global al desarrollo del niño.
De la misma forma, la participación del entorno familiar del niño, (padre, madre y/o quien lo cuida cuando es bebé) en la atención especializada al niño deficiente visual, proporciona un escenario único para la intervención de los vínculos del niño y en sus posibles disfunciones o problemas.
Es necesario entonces que visualicemos el desarrollo del niño de una manera integrada, en donde los aspectos básicos y de conocimiento estén muy unidos a los aspectos emocionales. Hoy ya no es posible considerar separadamente al sujeto de aprendizaje (en este caso el niño) de una manera general. Los niños tienen dificultades para aprender, las presentan también previamente para relacionarse con el medio y consigo mismos. Por ello, el tratamiento de los problemas de aprendizaje debe tener en cuenta todas estas dimensiones.
Hoy en día no es posible atender a la conflictiva infantil, si no es atendiendo también a las modalidades relacionales con el medio que tiene con su medio y fundamentalmente en etapas tempranas del desarrollo, con su familia. Estas modalidades relacionales están condicionadas tanto por el niño, con su dotación de nacimiento, como por los padres, con su estructura de personalidad y sus modos de representación de la realidad.
El estudio del desarrollo emocional de los niños ciegos tiene importancia porque hoy sabemos que tiene como motor del desarrollo general y como fundamento de la constitución del ser humano, como integrador de la persona en todas las dimensiones de su crecimiento. Y porque los principales riesgos que amenazan la mejor organización mental del niño ciego es precisamente los de orden emocional. Sólo un buen desarrollo emocional permite dar coherencia al conjunto de las conductas al desarrollo de la acción.
Si a todos nos cuesta trabajo mantener el esfuerzo de la vida cotidiana y resulta difícil para cualquier persona, esto cobra especial significado para un sujeto con discapacidad. En tal sentido, el plus de esfuerzo que tiene que soportar éste, sólo es posible desde un desarrollo emocional sano, que le permite mantener la motivación, el deseo...
Para ser capaz de mantener este esfuerzo, el niño tiene que hallarle sentido, lo que sólo puede hacer desde el sentido que los padres le dan a él, desde el proyecto que éstos tienen y procuran para su hijo.
No estamos solos para bien o para mal, participamos en una red de relaciones. Existe la relación esposo-esposa; la relación de éstos con sus padres, sus hermanos y hermanas y sus hijos; entre estos últimos, también existe la relación hermano-hermana. Existen todo tipo de relaciones entre usted y su cónyuge, sus hijos y todos sus parientes. Finalmente hay relaciones entre amigos, profesionales y otras personas de la comunidad.
Estas diferentes relaciones nos requieren, al mismo tiempo que sirven para respaldarnos. Cada relación es única, dinámica, está en continua evolución; un cambio en cualesquiera de nuestras relaciones nos afecta y, como resultado, altera todas nuestras demás relaciones; un cambio en una de ellas, ocasiona cambios en la red de relaciones.
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