Centro de Desarrollo para Personas Ciegas y de Visión Baja
El término de discapacidad visual sólo debería de aplicar como una mera clasificación reservada para aspectos de investigación o de estadística, exclusivamente reservada a quienes trabajamos en esta área, quienes la padecen, sobre todo hablando de niños pequeños, nos demuestran que tal término no existe, o al menos eso nos parece.
Pareciera que los niños que presentan esta carencia de visión no la tuvieran, se mueven con una seguridad tal que al caminar dentro de un salón, dan pasos precisos y correctos. Nunca chocan con los objetos, saben perfectamente en dónde dejaron sus cosas, se agachan y levantan sin recibir un golpe. Su orden es “casi” perfecto (nunca olvidemos que un niño, siempre será un niño) y éste les permite hacer algunas de las actividades que mencioné anteriormente. Aceptan su condición porque saben que así son, que siempre han sido así y nunca han visto lo malo, lo feo o lo desagradable de este mundo. Su visión siempre ha sido clara porque ellos realmente ven con el corazón.
Un niño con algún problema de salud general o específicamente ocular quien consideremos tenga “discapacidad visual” siempre tendrá la oportunidad de desarrollarse como cualquier otro niño. La diferencia será en el tipo de estimulación, el trabajo que se desarrolle con él, el impulso y la motivación que todos los que le rodeen le brinden incondicionalmente.
Cuando mi hija me solicitaba el domingo por la noche que la llevara a ese lugar especial decía con insistencia “llévame con los niños ciegos”. Después de tener esa experiencia llena de vida y de uno de los más grandes dones de la infancia como es la inocencia, dejó de decir “los niños ciegos”, para ella ahora todos tenían nombre, era Lupita, era Alex, era Frida, etc. Pero sobre todo decía: “Llévame con mis amigos”.
Finalmente quisiera plasmar lo que he dicho a padres quienes tras la difícil situación que implica el saber que su bebé tiene un problema de salud ocular que no le permite tener una visión plena y que en algunos casos me preguntan con cierto “enojo” ¿Por qué mi niño nació así?, ¿quién tuvo la culpa?, ¿fue porque hicimos tal o cual cosa mal?
Mi respuesta invariablemente es la misma: Dios elige perfectamente en manos de quien confía a sus Ángeles.
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El Dr. José Iván Camacho Arellano es miembro activo del Centro de Rehabilitación para Ciegos y Débiles Visuales (CRECIDEVI) en Ciudad de México. Actualmente es alumno del segundo Diplomado en Entrenamiento Visual de Infantes con Ceguera o Visión Baja el cual organiza Ver Contigo en asociación con la Universidad Iberoamericana.
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