Comida en honor a los técnicos del Sindicato de Trabajadores Técnicos y Manuales de la Industria Cinematográfica que recientemente recibieron el Ariel de Oro por 50 años de trabajo. (El Universal)
Fernando Ramírez llegó a la comida de homenaje sin su Ariel, dando una explicación bromista ante la algarabía de sus compañeros: “Ya lo empeñé... ¡pero descubrí que no era de oro!”.
El escenógrafo en cintas como Canoa y Algo flota sobre el agua era el único que desentonaba de todos los presentes.
Sus otros nueve compañeros traían orgullosos la estatuilla dorada que les otorgó hace dos semanas la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, por más de 50 años de carrera en el séptimo arte.
Estaba el pintor Enrique Morales Lechuga, considerando que su duración en el trabajo era por su amor al cine, con el que se ha portado disciplinado.
Su tocayo, pero de apellidos, Morales Montañez recordaba como si lo estuviera viendo aún, la manera en que conoció al doctor Gaona, mandamás de la fiesta de toros, gracias a la cinta La pajarera (1945).
“Todavía ni existía la Plaza de Toros de hoy”, comentó.
En una misma mesa estaban los especialistas en efectos: Laurencio Cordero Chovy y Jesús Durán. El primero aún trabajó en Resident evil: extinction.
El otro acaba de trabajar en Guerillero y El argentino, bajo la dirección de Steven Soderbergh.
“Ahí volamos una camioneta”, contaba orgulloso.
Precisamente, Durán fue el encargado de darle la bienvenida a Juvenal Herrera, aún jefe eléctrico en activo, que ronda los 70 años. “¡Hola joven!”, dijo a un sonriente Juvenal.
Juntos, es ese espacio del Restaurante Arroyo, los técnicos podrían sumar más de mil películas de experiencia entre nacionales y extranjeras.
De ellos, Salvador Serrano El Apache hasta tenía la ventaja de ser actor. Claro, dijeron sus compañeros, siempre y cuando se le convenciera de ponerse en la cabeza una cinta coronada con una pluma.
“Sólo vele la cara y ahí lo tienes: un apache genuino”, bromeaban todos con ese detalle.
Precisamente, El Apache sacó su ojo avisor y fue el encargado de tomar video de cada uno de sus compañeros en la fiesta. Iba de un lado a otro, cosechando saludos y risas.
Todos los galardonados recibieron un diploma por parte del Sindicato de Trabajadores, Técnicos y Manuales, del que forman parte.
“Todos son personas con buen sentido del humor”, dijo Hugo Reyes, secretario general del sindicato.
Fueron testigos de la comida-homenaje Mónica Lozano, presidenta de la Asociación Mexicana de Productores Independientes; José Luis García Agraz, director de los Estudios Churubusco; Tita Lombardo y Gerardo Barrera, productores, y Francisco Athié, cineasta.