EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Huele a abstencionismo

PERIFÉRICO

Arturo González González

PorFaltan seis días para que se lleve a cabo la elección estatal en la que se renovará al Congreso de Coahuila, y las campañas de los candidatos a diputados locales no han logrado despertar el interés de la ciudadanía. Como sosa, tradicional, desangelada y carente de propuestas novedosas podría resumirse la exposición pública de los aspirantes con mayores posibilidades de triunfo en los cinco distritos de Torreón durante estas cuatro semanas de campaña, las cuales concluyen pasado mañana. Todo parece indicar que, como en anteriores elecciones de este tipo, el domingo 19 de octubre tendremos una jornada marcada por el abstencionismo.

Los comicios para elegir a diputados locales son de por sí los que menos participación ciudadana registran en todo el país. Según datos del Instituto Federal Electoral (IFE) la media nacional de abstención en este tipo de elecciones es del 72 por ciento. Pero el caso de Coahuila es aún más grave. De acuerdo a los reportes del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila (IEPCC), la media estatal de abstención en la elección de diputados alcanza hasta el 78 por ciento.

Para contrarrestar esta realidad, el IEPCC anunció a mediados de este año un agresivo plan de promoción del voto. De los 93 millones de pesos que costarán las elecciones, una buena parte se invertirá en los 236 mil spots de radio y televisión para invitar a los coahuilenses a las urnas. Lo demás se aplicará en el gasto de los partidos, la capacitación de los funcionarios de casilla y, en general, la logística de los comicios.

En materia de regulación electoral se realizaron algunos cambios también con miras a enfrentar el abstencionismo. Tal es el caso de los ajustes en los topes de campaña, la restricción en la colocación de propaganda en las calles de las ciudades y la fijación del tiempo de proselitismo en 35 días naturales. Todo esto con el objetivo de obligar a los candidatos a tener un mayor contacto con el electorado y elevar la calidad de la exposición pública de los mismos.

Pero de poco sirven estos esfuerzos encaminados a incrementar la participación ciudadana si los contendientes no consiguen captar la atención de unos ciudadanos inmersos en una dinámica cotidiana de inseguridad pública e incertidumbre económica. El bajo perfil de los candidatos y sus campañas hacen que cualquier exhorto a acudir a las urnas resulte inútil, pues al fin y al cabo, en medio de tanta mediocridad, el elector no encuentra motivación alguna para ejercer su derecho al voto y cumplir con su responsabilidad cívica.

Como se pudo apreciar en estos días, nada nuevo hubo en la forma de hacer campaña por parte de los aspirantes. La ciudad se volvió a llenar de caras sonrientes y los espacios en los medios electrónicos de las mismas frases trilladas de siempre. De verdad avergüenza darse cuenta que la única innovación mostrada por los contendientes haya sido la presentación de sus figuras de cuerpo completo en cartones ubicados en cruceros estratégicos, a la manera de estante de cualquier producto dentro de un centro comercial. Eso es a lo más que pudieron llegar. Ése es el nivel de los candidatos.

En cuanto a las propuestas, tampoco hay mucho que rescatar. A los problemas cada vez más agudos de la falta de seguridad y del escaso desarrollo económico de la región, los aspirantes de los partidos con más probabilidades de ganar —Acción Nacional y Revolucionario Institucional—, proponen, a grandes rasgos, lo mismo que hemos venido escuchando desde hace años: castigos más severos y mayores recursos para combatir la delincuencia, y aumentar los estímulos para las empresas y destinar más dinero a las dependencias de fomento económico.

¿Por quién votar, entonces? Ésa es la gran incógnita cuando vemos que de todos los aspirantes a diputados no se hace uno. En el mejor de los casos, algunos logran responder a ese cuestionamiento con el típico “votaré por el menos peor”. Pero a fin de cuentas, como ocurre normalmente, se impondrá el partido o candidato que logre acarrear más gente a las casillas el día de la elección y no quien haya convencido a la mayor cantidad de ciudadanos. Bonita democracia la nuestra. Por eso no nos asustemos si el domingo 19 de octubre otra vez sale a votar menos de una tercera parte del padrón electoral. Con lo que hemos visto es difícil mantener una expectativa más alta.

Crisis económica

Por todos lados se habla de la crisis financiera que enfrentan las principales potencias del orbe, en particular Estados Unidos. Mucho se discute en torno al impacto que pudiera tener en México la ya, al parecer, inminente recesión en la economía más grande del planeta.

Lo cierto es que, por lo pronto, ya se avizora un futuro inmediato con menos remesas, menos excedentes petroleros, menos crecimiento del PIB, menos empleo, menos turismo extranjero, menos inversión y, por si fuera poco, un peso menos fuerte.

Y en medio de este desalentador panorama nacional, nos encontramos con que Torreón, el municipio más importante de La Laguna, tiene al menos tres años de estancamiento económico, con muy pocas empresas nuevas y una tasa de desempleo mayor a la del resto del país. O sea que el próximo año no pinta nada bien para los torreonenses. Por eso hay que estar preparados.

argonzalez@elsiglodetorreon.com.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 385508

elsiglo.mx