“Tuve muy mala educación. Estudié en una serie de escuelas para maestros mentalmente perturbados”.
Woody Allen
El Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, el SITUAM, decidió no presentarse ayer lunes a la negociación contractual con la dirección de esa universidad convocada por la Secretaría del Trabajo en las instalaciones de esta última.
Hermelinda Hurtado, secretaria general del sindicato, explicó que los directivos de la UAM se habían negado primero a acudir a una negociación a puertas abiertas convocada por el sindicato para el domingo 10 de febrero por la tarde. En la Secretaría del Trabajo, explicó la secretaria general Hurtado, no se permite la entrada más que a unos cuantos representantes y eso no es aceptable para el sindicato.
En principio parecería políticamente correcto que se hiciera una negociación a puertas abiertas, pero la reunión entre el sindicato y la universidad del pasado 7 de febrero demuestra por qué eso no es posible. En ese encuentro nunca hubo posibilidad de diálogo. Un grupo de activistas del sindicato se la pasó gritando, chiflando e insultando a los representantes de la UAM. De “gordos” y “...leros” no los bajó. El lamentable video de esa reunión puede consultarse en YouTube.
Ninguna negociación es posible bajo esos insultos. Es muy evidente por qué los directivos de la UAM no quisieron presentarse ya a la reunión a puertas abiertas convocada por el SITUAM para el domingo 10 de febrero. También es obvio por qué la Secretaría del Trabajo prefiere que las reuniones se lleven a cabo con un número limitado de representantes de cada lado.
La UAM no es, por supuesto, una institución ajena a las huelgas. De hecho, en 34 años de existencia, ha sufrido ya 16 movimientos de este tipo. Es verdad que éstos habían disminuido en los últimos años, pero a juzgar por la actitud que exhibió el sindicato en la reunión del 7 de febrero la suspensión de actividades en esta ocasión será bastante prolongada.
En línea con lo que se ha ofrecido y aceptado en otras instituciones públicas de educación superior en el país, los directivos de la UAM están ofreciendo al sindicato un aumento de 4.2 por ciento directo al salario y un 1.2 por ciento adicional en prestaciones. Han sugerido también que se podría otorgar una prestación excepcional de mil 500 pesos en vales.
Pero el SITUAM exige un 35 por ciento de incremento o alguna modificación del contrato que resulte en esa misma alza. Ha propuesto, por ejemplo, que en lugar de que se dé un aumento simplemente se retabulen los sueldos para igualarlos a los de la UNAM. Para los contribuyentes, que son quienes tienen que pagar el costo de la universidad, el resultado sería el mismo: 35 por ciento de alza.
En un principio parecería imposible que la UAM otorgara el aumento que se le está pidiendo. La institución simplemente carece de los recursos presupuestarios para hacerlo. Pero quizá el propósito de la exigencia no sea obtener ese incremento. El sindicato parece estar más interesado en una confrontación política con el Gobierno Federal y en particular con la Secretaría de Hacienda. Los presupuestos de las universidades federales, vale la pena señalar, los establece la Cámara de Diputados en el presupuesto anual para el Gobierno.
Las principales víctimas de la huelga son nuevamente los estudiantes, quienes están perdiendo clases desde que comenzó la huelga el 1 de febrero. En el perverso universo de la educación estatal todo se confabula para que ni los directivos ni los trabajadores tengan un incentivo real para regresar a clases. Los funcionarios siguen recibiendo su sueldo durante el conflicto mientras que los líderes sindicales saben que al final, como parte de la negociación, le arrancarán a la universidad los salarios caídos. Las huelgas se convierten así en vacaciones pagadas. Al fin y al cabo el contribuyente lo paga todo.
Esta huelga, que afecta a unos 45 mil estudiantes, 10 mil trabajadores y tres mil profesores fue decidida por menos de 200 delegados sindicales: 164 votaron por la huelga y 84 por continuar las clases. Diez se abstuvieron.
En un principio uno puede aceptar que los maestros de la UAM ganen los mismos sueldos que los de la UNAM, pero sólo si tienen la misma calidad. La verdad es que no tenemos ninguna información que nos permita saber si, efectivamente, la enseñanza y la investigación en la UAM son del mismo nivel que la UNAM. Nos hace falta para ello un verdadero sistema de evaluación independiente del desempeño de las universidades y los profesores de nuestro país.
No parece haber elementos para pensar que la huelga de la UAM terminará pronto. El movimiento podría prolongarse durante meses, como la huelga de la UNAM de 1999. Y mientras dure, continuará deteriorándose la reputación académica de la UAM.
EXTRANJEROS
Según el Pew Population Center, entre 2020 y 2025 el 15 por ciento de los residentes de los Estados Unidos habrán nacido en el extranjero. No será la primera vez que ello ocurra. A fines del siglo XIX ésa era la proporción de personas nacidas en el extranjero en ese país. En México, a pesar de lo mucho que nos quejamos del trato a los mexicanos en nuestro vecino del Norte, nuestras políticas de migración son mucho más cerradas. Nuestro censo de 2000 registraba a 406 mil residentes nacidos en el exterior, la mayoría provenientes de la Unión Americana. Estamos hablando, pues, de menos de medio por ciento de la población.