¿Cuál de los superhéroes de la Marvel tiene el poder de regresar el tiempo? Me gustaría recibir su auxilio para trasladarme algunos domingos atrás y recomendarle Ironman, una cinta de superhéroes divertida y redonda, muy superior a la del hombre verde que hoy nos ocupa. Este imposible viaje al pasado lo están intentando ahora Stan Lee y compañía, con el mundo entero por testigo. Sin contar con más facultades sobrehumanas que las que otorgan los millones de dólares invertidos en la nueva cinta, quieren borrar la supuesta afrenta cometida por un chino director de romances inusuales. El Hulk de Ang Lee, tan oprobioso para los fanáticos de las historietas, me parece sólo un fracaso parcial, con muchos puntos brillantes. Y finalmente más dañino para la carrera de Lee que para la saga de Hulk. Si de refrescar el cómic se trataba, ¿por qué no volver a los setenta y alimentarse de la exitosísima serie de televisión, que logró una audiencia mucho mayor que las historietas? Respondo a mi propia pregunta: porque el tono tristón y melancólico de la serie no es atractivo para las carretadas de chiquillos en vacaciones veraniegas. La nueva película arranca con una larga e impresionante toma de las favelas de Río de Janeiro, lugar al que se ha exiliado el Dr. Bruce Banner mientras trata de encontrar la cura a su condición con un terapia de yoga, capoeria y, si estuvo ahí desde febrero, suponemos que samba. Esta locación, la favela, resulta ser auténticamente monstruosa y fascinante, y por poco le roba el show al fenómeno verde. Este inicio, además, se salta toda la explicación del origen del monstruo, proceso que suele ser de lo más divertido en el género y que en Ironman se llevaba prácticamente dos tercios de la cinta.
Luego de ser localizado el Brasil por el ejército gringo, Banner regresa a Estados Unidos, donde se reencuentra con su antigua novia, una profesora universitaria. También en el campus lo localiza la armada, en una secuencia de acción que, mezclando soldados con universidades, crea involuntariamente imágenes escalofriantes con fuertes reminiscencias de represiones estudiantiles de los sesenta. A lo largo de su huida, Banner se enfrenta a personajes y situaciones que terminan en evidentes cabos sueltos. Estas aparentes fallas estructurales lo que en realidad buscan es presentar excusas para el desarrollo de todas las continuaciones posibles, en burda maniobra mercantil… ¡que los fans de los comics aplauden en los foros de internet! Esta táctica no es nueva en las películas de superhéroes, pero suele presentarse hasta las segundas partes (o después de los créditos, como en Ironman) cuando la serie ya merece llamarse así. Este Hulk entonces, nace dañado. Pese a ser la versión moderna del monstruo de Frankenstein cruzado con el Dr. Jeckyl y Mr. Hyde, al nuevo hombre verde se le ha despojado de su origen trágico (lo tuvo tanto en la serie como en la versión del 2003) y del patetismo del perseguido, para afinarle la musculatura y convertirlo en una máquina efectiva de ganar dinero y generar secuelas. Ang Lee puede quedarse tranquilo, porque el nuevo Hulk no quiere ser mejor. Sólo quiere vender más. mrivera@solucionesenvideo.com
