El gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, rindió el tercer informe de su gestión el pasado viernes 7 de noviembre: un evento que agradó a los concurrentes por la agilidad retórica, nitidez de conceptos y actitud reactiva del expositor.
Contra lo antes sucedido entre bostezos, ojos oníricos o siestas declaradas, ahora el gobernador mantuvo despierta a la gente por medio de un sistema audiovisual con visibles letras y números sobre la obra de Gobierno. Moreira Valdés también evitó los formalismos. Como si estuviera en una reunión de amigos (en la política no todos lo son) cumplió con agradecer la presencia de ocho o nueve gobernadores vecinos y amigos, ex gobernadores de Coahuila y representantes de los poderes Legislativo y Judicial de la entidad, más algunas personas destacadas, como la presidenta nacional del Partido Revolucionario Institucional, Beatriz Paredes; un senador y los diputados federales del PRI. Por lo demás todos fuimos público, vale decir pueblo, y a nosotros se dirigió con amistosa y plural cordialidad. Muy temprano había cumplido el gobernador con la formalidad de entregar por escrito su tercer informe en el Congreso de Coahuila, cuyo integrante principal lo recibió. Otros, por no variar, se hicieron guajes: verbi gratia la Oposición panista y demás opositores que igual flojearon el 19 de octubre, de ingrata memoria para ellos; luego presidió con la señora Paredes una reunión con la dirigencia priista estatal y poco después entregó sendas copias del documento anual a las tres secciones del sindicato de maestros domiciliadas en Coahuila. De que el profesor Moreira ha trabajado y hecho trabajar a sus asistentes no hay duda alguna. Sólo un ciego podría ignorar la cantidad de puentes erigidos en las principales poblaciones de Coahuila que han agilizado la circulación vehicular por las avenidas, bulevares y calzadas periféricas. Sin embargo, no se pueden ignorar, aunque la Oposición siempre lo haga, otras atractivas acciones colaterales como la dotación de uniformes y mandiles a los escolapios de Coahuila. Si bien contradice el acendrado proteccionismo empresarial del presidente Calderón Hinojosa, no hay duda de que beneficia directamente al bolsillo de los padres de familia y a las escarcelas de las costureras que devengan salarios del Gobierno Estatal por la manufactura de tales atuendos.
Mucho menos pueden ser criticables las “farmacias de la gente” al poner al alcance de las personas de escasos recursos las medicinas que necesiten a un precio de diez pesos. Ahora funcionan escuelas preparatorias en localidades cuyos habitantes nunca soñaron con tener a la mano una institución propedéutica para sus hijos. Hubo antes alguien que entregara más de medio millón de paquetes con útiles escolares a los educandos o sirviera, día tras día, un desayuno nutritivo a los menores de edad, como hoy lo hace el DIF estatal. No sabemos de alguna otra Administración estatal que hubiera renunciado a casi ocho millones de pesos anuales ingresados por la expedición certificada de actas de nacimiento, requisito que ayer era inexcusable para la matrícula de los niños en las escuelas. Bien que se hagan obras importantes que urgen para el desarrollo económico de Coahuila: carreteras amplias, obras de arte suficientes para el desahogo del tráfico vehicular, hospitales, escuelas de todo nivel, museos para la instrucción y distracción de la gente; pero las campañas de salud dirigidas a la niñez y a los hombres y mujeres de edad en plenitud, la construcción de vivienda popular a precios accesibles, las operaciones de cataratas, las becas para los educandos de todos los grados escolares y otros logros de la actual Administración conforman el lado humano y sensible del actual Gobierno. Y por ello uno se explica el magnetismo existente entre Humberto Moreira y el pueblo. Más veremos, si Dios nos presta vida.