“La primera condición del progreso es la eliminación de la censura”.
George Bernard Shaw
Parece que la función principal del IFE en estos días es la de cobrar multas. Tan sólo en la sesión de la noche del 29 al 30 de septiembre el consejo general decidió aplicar sanciones al PRI por 1.7 millones de pesos, al PAN por 38 millones y al PRD por 57 millones.
Los partidos han reaccionado de manera previsible: se quejan de las multas que se les aplican a ellos, pero aplauden las que sancionan a sus rivales. Para mí, sin embargo, todo el espectáculo ratifica que el IFE ha perdido el rumbo: no es ya una institución que se dedique a organizar elecciones, sino un simple instrumento de censura.
La culpa no es del IFE, por supuesto, sino de los legisladores que le dieron su mandato actual y que después descabezaron a los anteriores consejeros porque, a su juicio, no fueron suficientemente estrictos en la aplicación de las censuras que contempla la ley. El sistema electoral mexicano, por otra parte, se ha vuelto tan complejo y tan restrictivo que es difícil escapar a una multa u otra.
Los 1.7 millones con los que se sancionó al PRI provienen de dos anuncios emitidos por este partido durante la “tregua navideña” que el IFE ordenó en diciembre de 2005 y enero de 2006. Los 38 millones contra el PAN proceden también de anuncios en la tregua navideña, pero sancionan de igual manera el envío de un millón de tarjetas de felicitaciones navideñas del candidato Felipe Calderón y una supuesta intervención del presidente Vicente Fox a favor del PAN y en contra de otros partidos en la campaña de 2006. La mayor multa, la del PRD, es por el prolongado bloqueo que el ex candidato Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores mantuvieron sobre el Paseo de la Reforma y otras calles del Centro de la Ciudad de México en agosto y septiembre de 2006.
Me parece insensato que el IFE esté sancionando a los partidos por estas razones. La tregua navideña era una tontería en 2005 y lo sigue siendo ahora. ¿Por qué prohibir los mensajes de los partidos políticos en esa temporada o peor aún las felicitaciones navideñas de un candidato?
Mucho más absurdo parece sancionar al PRD por el hecho de que las autoridades del Distrito Federal no cumplieron con su responsabilidad de mantener abiertas las vías de comunicación en agosto y septiembre de 2006, y permitieron y apoyaron un bloqueo de la avenida principal de la Ciudad de México. Lo paradójico de ese bloqueo es que una de las tarjetas de presentación de López Obrador en su campaña electoral de 2006 fue precisamente la renovación del Paseo de la Reforma.
Los ciudadanos ya se encargaron de sancionar al PRD por su falta de respeto hacia ellos al reducir su preferencia por el partido. La derrota de la izquierda en las elecciones de Tabasco de 2006 es en buena medida producto de ese bloqueo. Los partidos que postularon a López Obrador alcanzaron el 35 por ciento de los votos a nivel nacional el 2 de julio de 2006, pero hoy difícilmente conseguirían el 20 por ciento.
Ahí radica el meollo del asunto. El IFE no tiene por qué estar censurando a los partidos por sus opiniones o multándolos por sus acciones. Los ciudadanos tienen el poder máximo de juzgarlos y decidir con su voto si están o no de acuerdo con sus acciones.
En aras, supuestamente, de construir un sistema electoral de mayor equidad, los partidos mexicanos han llegado a extremos intolerables. Las violaciones a la libertad de expresión se han vuelto la norma. Hoy tenemos una ley que prohíbe los anuncios políticos en radio y televisión, aunque no en periódicos o en internet. Se ha censurado incluso a una alianza parlamentaria, como el FAP, por anunciar que llevaría a cabo una reunión de protesta contra una iniciativa de reforma petrolera presentada por el presidente. Tener a un IFE dedicado a la censura es inquietante, pero peor es el hecho de que los políticos nos traten a los ciudadanos como si fuéramos idiotas, sin capacidad de decidir por nuestra cuenta.
Una y otra vez los ciudadanos mexicanos han demostrado su madurez e inteligencia políticas al ejercer su voto. Esto lo ha reconocido el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al rechazar unánimemente las sanciones que el IFE impuso a los anuncios en que el PAN tildaba de violentas las tomas de las tribunas del Congreso por el PRD y el Frente Amplio Progresista, y los del FAP que identificaban a López Obrador como “presidente legítimo”.
Pero el IFE no ha aprendido. Hoy vuelve al sendero de las multas y sanciona a los partidos por mandar tarjetas navideñas o por bloquear una avenida. Esperemos que una vez más el Tribunal Electoral rechace estos abusos.
REBOTE
Los mercados bursátiles rebotaron fuertemente ayer después del lunes negro del 29 de septiembre. Una razón es que las acciones bajaron demasiado, lo cual hizo que las bolsas se llenaran de gangas y los inversionistas buscaran aprovecharlas. La otra es que los políticos se dan cuenta de que el Congreso de Estados Unidos no tendrá más opción que aprobar un rescate bancario. Los legisladores, como ocurrió en el caso del Fobaproa mexicano, no quieren respaldar un programa impopular, especialmente antes de las elecciones del 4 de noviembre. Pero si no lo hacen, podrían provocar una fuerte recesión o incluso una depresión. Y saben que en ese caso el castigo político en contra de ellos sería peor.