Deleitó a los laguneros la maestra Luz María Puente. (Fotografía de Jesús Galindo)
Un exquisito toque, fraseo perfecto, es un verdadero placer escuchar tocar el piano a la maestra Luz María Puente, que interpretó anoche en la presentación de la Camerata de Coahuila el Concierto para Piano No.3 en do menor Op. 37.
La obra se compone de un allegro con brío, un bellísimo largo y un contundente rondó allegro con los cuales la pianista invitada logró crear diferentes ambientes.
Elegancia, delicadeza, fuerza interpretativa, comprensión perfecta de Beethoven y sus reformas sonoras, la maestra Puente da vida a lo que el autor quiere compartir con el público, en sus manos reviven los pianos más míticos de la historia.
Tan impactante fue el efecto que causó en los laguneros desde que subió al escenario con su vestido rojo oscuro fue recibida con un gran aplauso, y al terminar la pieza la despidieron con una ovación que la obligó a regresar ante su piano visiblemente sonrojada y agradecida, y es que es difícil observar que se manifieste con un gran espíritu y sencillez un talento tan soberbio.
La Camerata estuvo especialmente limpia, gran sonoridad y acoplamiento, pero especialmente en casi el último tutti, Ramón Shade -director de la orquesta- logró una precisión especial y no es de extrañar pues abrieron el concierto con la Obertura a El Rapto del Serrallo K.384 de Wolfgang Amadeus Mozart.
Luego en la segunda parte, la Camerata interpretó Amatzinac de José Pablo Moncayo, expresando a la perfección el nacionalismo musical mexicano del autor, una obra sin duda dinámica y poco tocada, por lo cual el público la agradeció y aplaudió con energía a su orquesta.
Finalmente, la orquesta interpretó la particularmente bella Suite de Pulcinella, compuesta por ocho movimientos empezando con la Sinfonía (ouverture), Serenata, Scherzino-Allegro-Andantino, Tarantella, Tocata, Gavotta con due Variazione, Vivo y Minueto-Finale, obra con la cual Igor Stravinsky inauguró en 1919 su hoy llamado Periodo Neoclásico.
La maestra
Luz María Puente es una de las pianistas más destacadas a nivel nacional. Realizó estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Música de México. Uno de sus maestros fue el pianista y organista Alberto Montero. Participó en los cursos de perfeccionamiento pianístico de Bernard Flavigny, cuyo estilo fue determinante en su formación musical. Asistió a numerosos cursos con prestigiados maestros, entre los que destacan Jörg Demus, Michele Campanella, Joaquín Achúcarro, Reah Sadowsky y Nelita True. Durante varios veranos estudió con el maestro Guido Agosti, en Siena, Italia.
Estudió música de cámara con Sandor Roth, violinista del Cuarteto Lener de Budapest. Con regularidad se presenta en conciertos de música de cámara con los violinistas Balbi Cotter, Román Revueltas, Antonio Tornero, Joyce Hammann, Derry Deanne, Noemí Brickman y Tomás Marín. Luz María Puente ha sido solista de las principales orquestas de México y es una reconocida maestra de piano.