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Impone récord arte latinoamericano

La obra de Rufino Tamayo, Trovador, se vendió en 7.2 millones de dólares.

La obra de Rufino Tamayo, Trovador, se vendió en 7.2 millones de dólares.

El Universal

El arte latinoamericano registró, en la que termina, una de las mejores semanas de su historia en cuanto a ventas.

Al récord impuesto por un artista a nivel regional -Rufino Tamayo, con Trovador por 7.2 millones de dólares (74 millones 280 mil pesos)-, hay que agregar que las dos principales casas de subasta neoyorquinas Sotheby’s y Christie’s tuvieron ventas por 54 millones de dólares (558 millones de pesos).

Otro artista que también rompió su récord fue el uruguayo Joaquín Torres-García, cuya obra Construcción misteriosa fue adquirida en 1.7 millones de dólares (17 millones 562 mil pesos). No en balde, el jueves, Carmen Melián, directora del departamento de arte latinoamericano de Sotheby’s dijo al término del remate: “Vimos un mercado bullente esta noche”.

Dos mexicanos más también destacaron: Leonora Carrington y Alfredo Ramos, quien junto con Tamayo ha visto muy cotizada su obra en los últimos años.

En dos noches consecutivas y en la misma ciudad, pero en distintas casas de remate, Rufino Tamayo cautivó a coleccionistas privados que apostaron millones para quedarse con dos de sus piezas maestras.

Superando todas las expectativas, el miércoles Christie’s subastó El Trovador, de 1945, en 4 millones más que el máximo calculado. La venta opacó sólo en parte la del jueves en Sotheby’s. El comedor de sandías, de 1948, había sido valorado en un precio máximo de 2.2 millones de dólares (22 millones 996 mil pesos) y alcanzó finalmente 3 millones 625 mil dólares (37 millones 400 mil pesos), lo que habría constituido el récord del pintor mexicano, si Christie’s no hubiera dado la sorpresa primero.

El hecho convirtió a Rufino Tamayo en el rey de las subastas de arte latinoamericano, superando a Frida Kahlo, cuyo récord de 5 millones 600 mil dólares fue obtenido en Sotheby’s de Nueva York en 2006.

El jueves pasado, en la primera de dos jornadas de remate de arte latinoamericano en Sotheby’s, hubo transacciones por 21 millones, la venta más alta en una sola jornada de arte de la región.

En un ambiente sin sobresaltos, las obras de Alfredo Ramos Martínez se vendieron más alto de lo que se esperaba, Rosa en 100 mil dólares y La Niña de las Flores Blancas en 430 mil dólares.

Esa misma noche, al llegar al lote 13 El Comedor de Sandías, el nerviosismo comenzó a apoderarse del ambiente. Los enviados de los coleccionistas se comunicaban con ellos por teléfono, ofreciendo precios cada vez más elevados que, sin embargo, no superaron lo sucedido una noche antes en Christie’s.

Esta semana, Leonora Carrington superó su récord, que era de 633 mil 600 dólares, con El Juglar, que el miércoles se vendió en 713 mil dólares en Christie’s. Mientras tanto, en Sotheby’s, el dibujo Tiburón, dedicado a su íntima amiga Remedios Varo, y la pintura Escenografía para El Rey se Muere (dirigido por Jodorowsky), obtuvieron un precio más alto de lo esperado, pero sin superar el récord recién impuesto por la artista.

Fruto de especulación

Después de que Trovador (1945) de Rufino Tamayo fue vendido en 7.2 millones de dólares, la crítica de arte Raquel Tibol señala que esta subasta sólo es un fenómeno de la especulación.

“El arte no se valora por los pesos y centavos a que se vende. El hecho de que Tamayo en estos momentos, como en su momento Frida o Diego, alcance precios muy altos, significa que en el mercado artístico hay una especulación porque aprovechan este período crítico en la economía de varios países para hacer inversiones que suponen seguras, dice.

Tibol rechaza que una transacción como esta influya en el valor que envuelve al pintor oaxaqueño: “Tamayo no tuvo que esperar a que saliera una pieza en 6 millones de dólares para ser considerado un gran artista”.

Por su parte, la crítica Mónica Mayer dice que una subasta como ésta “al arte no le aporta nada, a lo mejor le da un poco más de visibilidad y más atención a la obra de un artista en particular, pero al arte en sí y a lo que ya dijo Tamayo con su trabajo, no le agrega nada”.

“Los ojos -agrega Tibol- hacia el arte mexicano, no en general pero hacia ciertos artistas, hace tiempo que se están volcando. El mercado es muy especial, tendríamos que conocer quién lo adquirió para conocer qué perseguía este coleccionista”. El Trovador, lienzo de 153.4 por 127 centímetros, esperado con entusiasmo por coleccionistas, se convirtió en la obra mejor vendida de arte latinoamericano, ofrecida por Christie’s.

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