“Tortura las cifras y te confesarán lo que quieras”.
Gregg Easterbrook
El pasado 5 de febrero me encontré con un encabezado en el periódico Milenio que me hizo temblar: “Aumentó 19 veces la importación de maíz”.
La nota señalaba, citando el Servicio de Información Agrícola y Pesquera (SIAP) de la Secretaría de Agricultura, que en enero de 2008 el volumen de importación de maíz amarillo proveniente de Estados Unidos había aumentado 19 veces sobre el mismo mes del año anterior. El artículo atribuía ese crecimiento espectacular a “la eliminación del arancel por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte”.
Ayer el periódico Reforma publicó otra nota, la cual señalaba: “Importan maíz 17 veces más”. En la nota, Carlos Salazar, secretario técnico de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México, se quejaba de que “Los importadores de maíz ya tenían los embarques en la frontera, en espera del libre comercio. Esto es resultado de que no hay información, administración ni registro de quienes están importando. No hay control”.
Un análisis de la Secretaría de Economía, sin embargo, me permite poner el tema en contexto. Las cifras de este análisis muestran, efectivamente, una importación de maíz en enero de 2008 proveniente de Estados Unidos y Canadá de 913,069.8 toneladas. La cifra equivalente de enero de 2007 asciende a 48,016.7 toneladas. El aumento es, pues, de 1,801.6 por ciento.
Pero según el documento que recibo, lo único que demuestran hasta ahora estas cifras es que los cupos de importación de maíz que se aplicaban hasta el 31 de diciembre de 2007, y que hoy se han derogado, tardaban semanas o meses en tramitarse. Las importaciones en los meses de enero eran así atípicas ya que en los primeros días del año los importadores debían realizar los trámites.
Si las comparaciones se hacen no entre los dos eneros sino entre enero de 2008 y los promedios mensuales de 2007, la situación es bastante distinta. En 2007 se registró una importación mensual promedio de 657,077.6 toneladas de maíz. Esto significa que la importación de 913,69.8 toneladas de enero de 2008 representaría un incremento de 38.96 por ciento sobre el promedio mensual de 2007. Es una cifra elevada, pero no desastrosa, como la que supone comparar los eneros de 2007 y 2008.
En otro de los productos liberados en este 2008 se registra también un aumento estratosférico en las importaciones si se comparan los dos eneros. La compra mexicana de leche en polvo de Estados Unidos y Canadá, efectivamente, pasó de 97.8 a 6,958 toneladas. Se trata de un incremento de 7,014.5 por ciento. Sin embargo, si se compara la cifra de enero de 2008 con el promedio mensual de todo 2007, el alza es de sólo 4.42 por ciento.
La situación es distinta en los otros productos liberados. La importación de azúcar subió 17.7 por ciento entre enero de 2007 y enero de 2008, pero cayó 16.19 por ciento si se compara con el promedio de 2007.
Paradójicamente, la importación de frijol no sólo no aumentó sino que cayó, en 15 por ciento, si se comparan los dos eneros. Esta baja se modera a tan sólo 3.72 por ciento, sin embargo, si el total de enero de 2008 se contrasta con el promedio mensual de 2007.
Cada vez que cambian las reglas para un determinado proceso burocrático, como la importación de maíz, se registran modificaciones en los comportamientos de los agentes económicos. Varios meses pueden transcurrir, de hecho, para que las tendencias empiecen a estabilizarse. Por eso es difícil saber en este momento en qué niveles quedarán las importaciones y exportaciones de los productos cuyas reglas bajo el TLCAN han cambiado a partir del primero de enero de 2008. Esto es particularmente cierto en este 2008, porque las cifras de las que disponemos son todavía preliminares y por lo tanto pueden resultar engañosas.
Es muy importante que las autoridades mexicanas mantengan un seguimiento oportuno y puntual de las importaciones y las exportaciones de los cuatro productos que han sido liberados a partir de este pasado mes de enero. Funcionarios de la Secretaría de Economía me dicen que este seguimiento se está realizando con información que proporciona la Dirección General de Aduanas y que llega con sólo dos días de retraso. Se trata, después de todo, de productos “sensibles”.
Hasta este momento es demasiado pronto para levantar voces de alarma. No puedo negar la posibilidad de que, efectivamente, se genere una sorpresiva oleada de importaciones de estos cuatro productos como consecuencia de la liberación. Pero los aumentos que se están registrando hasta ahora parecen más una consecuencia temporal de la eliminación de trámites que del inicio de una avalancha de importaciones de Estados Unidos.
CARBALLIDO
Escribía con una pasión irrefrenable. Por eso su obra se acumuló de la manera en que lo hizo. Ahí están su teatro, novelas, cuentos, óperas y guiones para demostrarlo. La encantadora Rosa de dos aromas se escenificó durante años y ni siquiera una pésima rendición cinematográfica acabó con el buen sabor de boca que nos dejó a tantos. Yo vi la obra en teatro por lo menos tres veces. Notable fue también su ¡Silencio pollos pelones, ya les van a echar su maiz! (así, sin acento). Emilio Carballido murió este 11 de febrero a los 82 años de edad. Deja un hueco importante en las letras mexicanas. Sin embargo, es un buen momento para releerlo y para volver a escenificar sus obras. Qué no daría yo por ver nuevamente esta noche Rosa de dos aromas.