Eufrosina Cruz Mendoza, indígena de Santa María Quiegolani, Oaxaca, llevó su caso a la Cámara de Diputados. (El Universal)
Eufrosina Cruz Mendoza, indígena zapoteca de Santa María Quiegolani, Oaxaca, a quien se le impidió por “usos y costumbres” contender por la presidencia municipal por ser mujer, pidió a diputados federales legislar para garantizar el derecho femenino a participar con equidad en política.
Ayer visitó de nuevo la Cámara de Diputados. Demandó reformas secundarias a diversos ordenamientos para que realmente se asegure a la mujer participar con equidad, luego de reformada la Constitución de Oaxaca con ese fin, y no descartó acudir a organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para exponer su caso.
Expulsada de su comunidad y amenazada de muerte, esta luchadora rebelde sigue acudiendo a visitar a su familia en el poblado donde un sector no la quiere y advierte que no cejará hasta que las cosas cambien. “Que me dicen que me van a matar, pues si ése es el costo y es el riesgo, lo asumo”.
El 4 de noviembre de 2007 le impidieron contender en elecciones por “usos y costumbres” al no ser reconocida como ciudadana, y porque el presidente municipal en funciones, Saúl Cruz (a quien se vincula al PRI) “decidió que por ser mujer no tenía derecho a votar y ser votada en la asamblea comunitaria y amenazó mi integridad física”.
A partir de ahí, afirma, la Constitución, y todas las convenciones internacionales de Derechos Humanos suscritas por nuestro país quedaron como letra muerta: “hoy deambulan en el Panteón de Quiegolani sin ofrendas y sin que nadie les llore”.
Es Eufrosina Cruz Mendoza quien recibió apoyo de los legisladores a nombre de los diputados del PAN, Laura Rojas y Cristian Castaño.
El lunes 12 de mayo, un grupo de diputados y senadores acudió a la comunidad para constatar los hechos en su contra, entre ellos Ruth Zavaleta (PRD), presidenta de la Cámara de Diputados, y desde entonces los legisladores se sumaron a la causa.
Ahora, a Eufrosina Cruz le advierten que ni ella ni su gente recibirán beneficios de programas sociales como “Oportunidades”; ante ello Castaño afirmó que exigirán al Gobierno Federal evite otra injusticia. El panista coincidió en que el caso no debe politizarse. Se han burlado de ella. “Indígena light” le llaman por el hecho de haber salido de esa comunidad.
“Que yo ya tengo derecho a ir a los mejores restaurantes, pareciera que por ser indígena no tenemos derechos de alzar la voz y de exigir nuestros derechos, yo no sabía que existimos los ‘indígenas light’, o por ir a comer a un restaurante pareciera ser que ser indígena es un pecado… y no”.
Los legisladores reiteraron su petición a las autoridades locales para que se garanticen las actividades de Eufrosina, adelantaron que exigirán que los programas sociales lleguen de forma normal e impulsarán una auditoría al Municipio.
Para Eufrosina Cruz su causa es la causa de los que menos tienen y poco exigen, es – resume- “sólo una voz que grita en el páramo desolado, la de millones de mujeres de las distintas etnias que dolorosamente y en silencio han cargado en sus rebozos y en su espalda el peso del olvido, de la degradación y del desprecio”.