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Inercias y arriendos

HORA CERO

Roberto Orozco Melo

El triunfo del Partido Revolucionario Institucional en las elecciones para diputados locales del domingo 19 próximo pasado, sorprendió al mundillo de los políticos; vale decir, a los ciudadanos, a los partidos, a los periodistas, al propio PRI y a quienes se mueven en torno de esa dama agradable, pero evasiva que es la política.

Los comicios estatales no despertaban mucho interés en la sociedad, por lo cual tampoco se esperaba una votación abrumadora. Las elecciones intermedias nunca han sido interesantes y muchísimo menos logran alertar y entusiasmar a los electores. Quienes se decían enterados predecían que la afluencia a las casillas iba a ser deprimente, y por ello los que resultaran electos tendrían un desempeño de mínima legitimidad popular.

Igual lo pudo estimar el Partido Acción Nacional, cuando decidió a cuáles personas afines iba a llevar, en sus fórmulas de candidatos propietarios y suplentes, a que compitieran en las veinte circunscripciones en juego; pero fallaron en la selección, ya que los discernidos por su dirigencia no llenaron las expectativas de los sufragantes quienes prefirieron abstenerse de votar.

Un día anterior, sabadito santo, se escuchaba en las mesas de café, en las bancas de las plazas y en algunas escondidas reboticas de los tendajos diversas especulaciones sobre los eventuales resultados del acto cívico: “No saldrán de sus casas los votantes” decía alguien en tono doctoral... ‘En Torreón sí saldrán: dicen que allá sí hay panistas de corazón’... “Obvio, compadre, si ya ganaron dos o tres veces la presidencia municipal”... ‘No compadre, pero ésa va y viene según se porten los alcaldes’ ... “Adió, mire, ¿y que el actual no ha sido bueno?”... “Pues eso es lo peor, ni bueno ni malo”... ‘¿Entonces regular?’...’ ‘Pos en veces entrón y en veces escurridizo”. Y sin embargo el Agente 007 de El Siglo de Torreón consigna que más de 16 mil electores en uno de los distritos dominados antes por el PAN no fueron a las casillas o votaron por el PRI.

Como suele suceder en estos casos nadie quiere cargar con la culpa de la derrota del PAN; pero cuando esto pase siempre habrá quienes hagan memoria de las fallas de ese partido y así las pronunciarán: mientras el presidente estatal del PRI anduvo como trompo zumbador por todos los distritos de Coahuila para apoyar a sus candidatos, y la presidenta nacional, Beatriz Paredes, se presentó a respaldarlos en las cinco principales regiones del Estado, los dirigentes estatales y municipales del partido blanquiazul evidenciaron una pasmosa pasividad.

Las reuniones del PRI fueron participativas, combativas, apasionadas, eufóricas y triunfalistas. ¿Y los mítines del PAN? El dirigente nacional de este partido apenas logró llegar a presidir un mitin en la Región Lagunera. El dirigente estatal es un solemne desconocido, ante lo cual días después, el senador y el diputado panista de La Laguna reaccionaron con evidente tristeza: “Fallamos, hay que reconocerlo. Debemos reorganizar nuestro trabajo y reunificar a nuestro partido”.

Don Raúl Madero González, inolvidable gobernador de Coahuila, solía dar una receta para conseguir el triunfo electoral del Partido Revolucionario Institucional: “Unidad y disciplina” y nada más, decía en tono admonitorio. No era una frase hueca de sentido, pues cualquier partido requiere de unidad y disciplina entre los líderes y la membresía, y quizá algo de esto hace falta ahora en las filas del Partido Acción Nacional en Coahuila. Hoy por hoy la dirigencia panista parece ser un cuadro de púgiles que riñen por el control de la participación política en las elecciones, pero nadie hace cabeza ni se responsabiliza de la unidad, reduciendo las posibilidades de crecimiento político municipal, estatal y federal.

Más aún que antes, en el propio Partido Revolucionario Institucional, el PAN empieza a manejar ahora una especie de caudillismos estatales a base de relaciones personales con el panista más poderoso de la República, Felipe Calderón Hinojosa, las que se usarán para colocar a cercanos activistas regionales en sendas chambas burocráticas, mas no con el fin de consolidar filas militantes, sino para fundar el club de amigos de cada personaje.

Habrá durante el año 2009 dos procesos electorales en Coahuila: en los primerísimos días de julio los ciudadanos van a elegir diputados federales y, me parece, que también de estos últimos comicios saldrá designado un senador coahuilense de representación proporcional. Ahí se enfrentarán nuevamente el PRI y el PAN. El tricolor cuenta con experiencia fresca e inercia que le favorecen; mientras, la inercia que puede sentir el PAN no lo impulsará a una dinámica positiva, sino a con otra igual a la mostrada en las elecciones que comentamos. Pero después... ¿habrá quién arriende al PAN los votos que obtenga en las elecciones federales de 2012?

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