El helicóptero que se supone que traslada al ex líder serbio Radovan Karadzic llegó a La Haya en donde será juzgado por haber cometido crímenes de guerra. (AP)
Radovan Karadzic, un hombre que se creía un mito viviente y señor absoluto para decidir sobre la vida y la muerte de cientos de miles de personas, se convirtió ayer en el reo número 38 de la cárcel de Scheveningen, un exclusivo recinto penitenciario ubicado en las cercanías de La Haya y que fue habilitado para albergar a los actores de la peor guerra que azotó a Europa en la última década del siglo pasado.
El nuevo hogar de Karadzic es una celda de 15 metros cuadrados, similar a la que ocupó durante cinco años su mentor Slobodan Milosevic, y cuenta con un ordenador sin conexión con Internet, un aparato de TV en el que puede ver programas en inglés, francés, alemán y serbio y una pequeña mesa.
Las autoridades de Scheveningen, para evitar disturbios o expresiones de solidaridad en la cárcel, decidieron aislar a Karadzic del resto de los reos, entre los que se cuentan antiguos enemigos del ex líder serbobosnio, aliados e incluso subordinados.
El ex prófugo más famoso de la antigua Yugoslavia fue detenido el lunes de la semana pasada y las autoridades de Belgrado, que tardaron 13 años en descubrir su paradero, sólo demoraron nueve días para entregarlo al Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY).
En una acción casi clandestina, un grupo de agentes especiales de la Policía serbia, todos con el rostro cubierto con capuchas negras, sacó a Karadzic ayer por la madrugada de la cama y lo llevó hasta el aeropuerto de Belgrado, donde fue obligado a abordar un avión del Gobierno serbio que lo transportó al aeropuerto de Rotterdamm.
Quizá fue la última vez que el ex médico psiquiatra de 63 años y poeta frustrado respiró el aire con sabor a tabaco de su país, y por el cual decidió abandonar la medicina, para convertirse en el líder de los serbios de Bosnia y en el verdugo de sus enemigos musulmanes y croatas.
Hoy Karadzic, ya sin su pelo largo y barba blanca, un disfraz de Santa Claus que le ayudó a eludir la acción de la justicia internacional, se enfrentará a los jueces del TPIY en una audiencia formal durante la cual se le pedirá que se declare culpable o inocente.
Karadzic, que está acusado por el TPIY de haber cometido los delitos de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra por su papel en la guerra de Bosnia, no está obligado a responder de inmediato y tendrá un plazo de 30 días para hacerlo. El fiscal del TPIY, Serge Brammertz, señaló ayer que se necesitarán varios meses para que la Fiscalía y la defensa se consideren preparados para iniciar el histórico juicio. Pero el fiscal calificó la detención de Karadzic y su extradición a La Haya como “muy importante” para las víctimas.
“Su arresto también demuestra que no existe alternativa para la detención de los criminales de guerra y que tampoco existe un puerto seguro para los fugitivos”, añadió el fiscal, durante una rueda de prensa realizada en la sede del Tribunal en La Haya.
