En Capadocia Ana de la Reguera interpretará a Lorena, una mujer que cae en prisión después de tenerlo todo en la vida. (Fotografías de El Universal) Carlos Carrera es el director de Capadocia, serie que se estrenará esta noche.
Ana de la Reguera y Cecilia Suárez dan realismo a sus personajes de Capadocia
Este año ha sido vista como una mujer buscando el amor, en la cinta Párpados Azules, e interpretando a la actriz que intenta engañar a una viejita en El viaje de la Nonna.
Hace apenas una semana fue nominada al premio Ariel como Mejor Actriz, por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Han sido, pues, dos meses de ensueño para Cecilia Suárez.
Y esta noche comienza uno más, al estrenarse la serie televisiva Capadocia, donde interpreta a “La Bambi”, una presidiaria que incita a una revuelta.
Para la actriz Ana de la Reguera el primer día que iba a trabajar con el realizador Carlos Carrera, ella estaba muerta de miedo. Le habían dicho que el director de películas como El crimen del Padre Amaro y La Mujer de Benjamín era exigente y serio.
La emisión, primera que hace el canal de paga HBO en territorio mexicano, marca el regreso a la pantalla de Suárez, quien se había mantenido alejada de ella durante siete años.
¿Cómo preparaste tu personaje?
Con historias transcritas por María Eugenia Suárez, una antropóloga de Guadalajara. Entrevisté a la directora del documental “Desde el encierro...” e hice una visita de campo a una prisión (Santa Martha).
“Ahí, más que preguntar o escuchar a las reclusas, lo que más me sirvió fue observarlas. Estás entrando a un espacio al que no va la gente, donde ellas están alertas... Los hombres no las visitan, las dejan; hay muchas mujeres solas, se ve mucho la figura materna que va a verlas pero nada más, es muy fuerte”.
Llegaban a estar 12 horas en el set. ¿Cómo eran esos días en el interior del Toreo, sin
comunicaciones?
Eso, de alguna manera ayudó, porque coincidieron una sensación de encierro. Los celulares dejaban de funcionar tan pronto entrabas e hizo que hubiera una convergencia entre todas nosotras, las extras, las compañeras actrices... ¡No había nada, nada de nada, ni dónde irte a sentar!
¿Como actriz antes te has sentido prisionera?
Creo que el único momento en que me ha pasado es en televisión, cuando hice “Todo por amor”.
“Cuando estás de lunes a viernes en la casa de mucha gente, ésta desarrolla un sentido íntimo. Te siente cerca, aunque no sea así.
“En esa telenovela trabajábamos de 8 de la mañana a 9 de la noche. Terminábamos muy cansados y cuando los fines de semana salía a comer la gente me paraba para llamarme por mi personaje...
“Esa fue, quizá, una de las razones por las que no decidí hacer tele inmediatamente. No me gustó ese tipo de atención... al principio es bonito, pero cuando llevas seis meses dices: “¡Yaaa!””.
¿Y el cine te ha dado esa privacidad?
El cine es muy bonito, te da mucho anonimato, te lo permite y eso para mí es importante. Me gusta hacer cosas, salir a donde me dé la gana, ir a comer algo que me gusta, al zócalo, y cuando la gente se acerca es para ver lo de tu trabajo.
¿Cuál es el comentario más bonito que tehan hecho por la cinta ‘Párpados azules’?
Ha habido tantos... Tengo una amiga que escribe una columna en Tampico y dedicó una para hablar de cine, sobre la problemática del recorte presupuestal y se lo dedicó a Marina Farfán (personaje del filme). ¡Me conmovió mucho!
En la cinta, el personaje vive una soledad total, ¿el actor se llega a sentir solo?
Me parece importante tratar de conservar el anonimato, porque eso implica platicar conmigo en mis ratos solos. Tener esa libertad. Si voy en la calle y alguien me saluda, lo saludaré y cada quien seguirá su rumbo. Eso lo atesoro mucho.
¿Qué sigue para Cecilia en éste 2008?
Espero que se estrene “Cinco días sin Nora”, la última película que filmé en 2007. Ahora me voy a Brasil a hacer lo de TNT (una conducción) y después iré un ratito a Los Ángeles.
El 10 de marzo voy al Festival de San Diego, para un reconocimiento que se me hace. Se proyectarán Párpados... y El viaje... y el día 25 estaré en la entrega del Ariel.
Disfruta la ‘prisión’
Finalmente durante las grabaciones de Capadocia, la veracruzana Ana de la Reguera no le fue mal... por lo menos no del todo. “De pronto decía: ‘bien Ana... ahora hazlo todo igual, pero dilo bien’ o ‘hazlo igual, pero no exageres’.
“¡Es muy neto!... Una vez antes de una escena le dijo a una chava ‘a ver si te la aprendes’, algo así, yo dije... ahorita me va a tocar a mí, pero no pasó nada ese día”, recuerda. En Capadocia De la Reguera interpreta a Lorena, una mujer que cae en prisión después de tenerlo todo en la vida.
El rodaje significó para Ana estar tres meses, unas 15 horas diarias en promedio, en el interior del Toreo de Cuatro Caminos, donde se encontraba el set. El polvo y olor a caño, era cosa de todos los días.
“Pero la verdad es que el ser humano se acostumbra a todo, a veces se cerraba la garganta por la tierra, pero nada más. A veces nos quedábamos sin agua si fue una experiencia muy especial”, detalla.
“Para distraerme me iba arriba del Toreo, me ponía a dar vueltas caminando, de esa manera me sentía libre y además hacía ejercicio”, añade.
Capadocia fue dirigida por tres realizadores: Javier Patrón (Fuera del cielo); Pitpol Ibarra, un publicista y el ya mencionado Carrera.
Eso es un bombón que muchos actores quisieran degustar.
“Patrón es un director muy espontáneo, es como juguetón, como niño. Le gustaba llegar conmigo y decir: espanta al actor con el que vas a trabajar, dale por este lado, así quería sacar las emociones adecuadas.
“Pitipol es chistoso, grita mucho, parece que tiene un megáfono integrado, te pone música, se empieza a emocionar, a veces hasta te saca de onda”, refiere Ana.
Cosa curiosa. La entrevistada bajó cinco kilos durante el tiempo que realizó el trabajo televisivo.
Pero no fue por petición de la producción, sino porque acababan de pasar las fiestas decembrinas y las comilonas de la época la hacían sentirse gorda. Eso la ayudó a darle más credibilidad a su personaje, quien lleva tiempo en prisión.
“En cada capítulo se va transformando de menos a más. Empieza siendo un poquito como de flojera y acaba siendo completamente diferente”, comenta.
“Tuve que hacer mucho análisis de texto para ver en qué escenas surgían esos cambios. Era un personaje que de un día para otro tomaba más y más decisiones”, puntualiza.
