El partido tuvo un buen nivel y mucha intensidad, a pesar del mal estado de la cancha. (Jam Media)
El Motagua de Honduras y el Pachuca de México empataron ayer 0-0 en Tegucigalpa en partido de ida de los cuartos de final de la Copa de Campeones de la Concacaf, un resultado justo para una buena exhibición de futbol a la que sólo le faltó el gol.
Los de casa estuvieron a punto de quedarse con el triunfo en el minuto 90, cuando el uruguayo Óscar Torlacoff remató de cabeza solo ante el guardameta del Pachuca, el colombiano Miguel Calero, pero el balón salió desviado.
Tan dramática jugada pudo haber sido el puntillazo del dominio que el conjunto hondureño ejerció sobre el mexicano durante buena parte del segundo tiempo, cuando Calero evitó varias veces la derrota tuza.
El encuentro, que se jugó en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, fue dirigido por el árbitro guatemalteco Elmar Rodas, de buena actuación. El de vuelta será el próximo día 19 en Pachuca.
El partido tuvo un buen nivel y mucha intensidad, a pesar del mal estado de la cancha.
No en vano en los banquillos estaban el hondureño Ramón Maradiaga (Motagua) y el mexicano Enrique Meza (Pachuca), dos estrategas muy laureados en sus países.
El Pachuca jugó mejor en el primer tiempo, aunque su dominio no llegó a ser absoluto, mientras que el Motagua salió a presentar su mejor cara como campeón del futbol centroamericano.
Fruto del dominio mexicano fueron las dos oportunidades claras de anotar que tuvo el argentino Christian Giménez, pero el portero local, Donaldo Morales, evitó la caída.
El Motagua no se quedó atrás y pudo fabricar también algunas oportunidades, la más clara un disparo del internacional Amado Guevara que se fue apenas por encima del larguero.
La tranquilidad de que Calero disfrutó en el primer tiempo desapareció en el segundo, cuando tuvo que ponerse a trabajar para contener los remates de los motagüenses, que tomaron el control del partido y en varias ocasiones estuvieron cerca del triunfo.
Pero finalmente el Pachuca se sacudió el dominio motagüense y recuperó la tranquilidad, que el cabezazo de Torlacoff estuvo a punto de echar a perder.