En todos los templos de la Diócesis, se impuso la Ceniza como símbolo del inicio de la Cuaresma.
Con la imposición de la ceniza, los católicos tienen 40 días para reflexionar y orar a Dios para cambiar y dejar todo lo negativo en el pasado, pues según la Diócesis de Torreón no se trata sólo de llevar una cruz en la frente sino de aprovechar este periodo para la conversión espiritual.
El obispo José Guadalupe Galván Galindo impuso la ceniza a los católicos que acudieron a la misa de las 07:30 horas en la Catedral del Carmen, y el resto de los feligreses acudió a las distintas iglesias de la Diócesis en el transcurso del día.
Ignacio Mendoza Wong Sánchez, director de Comunicación de la Diócesis de Torreón, dijo que con el Miércoles de Ceniza, la Iglesia inicia de manera oficial el tiempo de la Cuaresma, que es un tiempo de preparación para la Pascua, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
“En todos los templos se realizó la bendición e imposición de la ceniza en la frente de los creyentes. En la misa que ofició el obispo habló sobre la importancia de volver al camino de Dios a través de las buenas acciones como la limosna”.
Las palabras que usan los sacerdotes para la imposición de ceniza, son: “Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”, “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”, y “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
“Recordando las frases del Papa Benedicto XVI, el obispo José Guadalupe Galván Galindo invitó a la comunidad a la conversión a través de la limosna y las obra de caridad, porque son gestos de apertura y de misericordia hacia los más necesitados”.
El padre Mendoza dijo que las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Explicó que la imposición de ceniza es una costumbre que le recuerda a todos los seres humanos que algún día van a morir y que el cuerpo se va a convertir en polvo.
Dijo que no se trata sólo de traer una cruz en la frente porque cuando el sacerdote pone la ceniza, las personas deben tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios.
Desde el siglo III, la Iglesia toma los 40 días de la Cuaresma para reflexión a semejanza de los 40 días del diluvio, los 40 años que Moisés peregrinó en el desierto y los 40 días que Jesús pasó en oración, ayuno y abstinencia también en el desierto.
