Hace un par de días, el periódico The Washington Post presentó los resultados de una investigación realizada por the Manhattan Institute, un centro de estudios independiente. La investigación se centró en qué tan bien se están integrando los nuevos inmigrantes a la sociedad norteamericana. En un momento en que, por primera vez en más de un siglo, los no nacidos en Estados Unidos constituyen un alto porcentaje de la población, es interesante ver qué tan bien se adaptan los recién llegados a su nuevo país.
Según el estudio, pese a que los inmigrantes recientes hablan menos inglés y tienen ingresos menores que en otras olas pasadas, se están adaptando con mayor rapidez a la economía, cultura general y cultura cívica de los Estados Unidos. Ellos se le adjudica a la expansión económica de la década pasada, que permitió darle empleo a muchos recién llegados. Pero eso sí, el índice de asimilación (creado por el mismo Manhattan Institute) varía considerablemente entre un grupo nacional migrante y otro. Y cuando se integran todos los índices, los resultados son notablemente diferentes.
Así, los vietnamitas presentan un índice de asimilación de 41; en tanto que los mexicanos presentan un muy reducido 13, a pesar de que constituyen el grupo inmigrante más grande.
Esto quiere decir que los migrantes mexicanos se apegan más a sus costumbres, idiosincrasia, idioma y formas de producción que otros llegados de mucho más lejos.
El estudio apunta a que, mientras más tiempo pase un inmigrante en el país, más asimilado estará. Por tanto, es de esperarse que quienes nacen ya en Estados Unidos tienen una mayor esperanza de convertirse en ciudadanos norteamericanos, como cualquier otro cuya familia ha nacido ahí desde hace varias generaciones. Sin embargo, llama la atención que sean los mexicanos los menos adaptables.
Ello tiene que ver, al parecer, con que los mexicanos poseen un índice de emigración ilegal mucho más alto que cualquier otro grupo nacional. Los coreanos, por ejemplo, ingresan mayoritariamente con papeles en la mano. Y si se es ilegal, resulta más complicado acceder a mejores empleos, e inmiscuirse en asociaciones culturales o cívicas. Está difícil andar vendiendo galletas de las Girl Scouts si me puede caer la migra en cualquier momento.
En todo caso, el estudio muestra que los mexicanos inmigrantes, que pueden ser tantos como doce millones, no se adaptan tan fácilmente al nuevo entorno… y eso disminuye sus posibilidades de alterarlo en su favor. Como que habría que pensar en eso.