El Papa Benedicto XVI ofició ayer una misa en la Catedral de San Patricio de Nueva York, EU, ante unos tres mil asistentes. (EFE)
Benedicto XVI celebra una misa en la catedral de San Patricio en Nueva York.
El Papa Benedicto XVI instó ayer a la Iglesia Católica estadounidense a comenzar un “tiempo de purificación” luego del escándalo de los abusos sexuales cometidos por curas pederastas, durante la homilía que celebró en la catedral de San Patricio de Nueva York.
Benedicto XVI fue acogido con una gran ovación a su entrada al templo por los cerca de tres mil asistentes a la misa, religiosos, en su mayoría, que se levantaron y aplaudieron durante algunos minutos, en la que fue la primera misa que un Papa oficia en esa catedral.
Durante el acto, dedicado a los representantes religiosos de la costa Este de Estados Unidos, el sumo pontífice retomó el escándalo de los sacerdotes pederastas, que, dijo, han causado “tantos sufrimientos”.
Recordó que durante este viaje ya habló del “daño” que los hechos han causado a los fieles, y especificó que en esta ocasión quería expresar a los sacerdotes y religiosos su “cercanía espiritual” y ánimo para afrontar “los continuos desafíos surgidos por esta situación”.
Pidió al clero estadounidense que llegue ahora “un tiempo de purificación para cada uno y para cada iglesia y comunidad religiosa, y también un periodo de sanación”.
“Los animo a colaborar con sus obispos que siguen trabajando eficazmente para resolver este problema”, añadió.
Joseph Ratzinger centró su homilía en los desafíos que según él la Iglesia en general, y en particular la estadounidense, tiene que afrontar.
Entre ellos, llevar y anunciar la esperanza ante el “egocentrismo, avidez, violencia y cinismo que parecen sofocar muy a menudo el crecimiento frágil de la gracia en el corazón de la gente”.
Expresó también que la Iglesia estadounidense está llamada a “proteger la vida y a promover una cultura de la vida”.
El Papa pronunció su homilía en inglés, mientras que una de las lecturas fue en español, así como algunos de los cánticos que se oyeron durante la ceremonia.
Por otro lado, El Vaticano estudia modificar las leyes canónicas que gobiernan el modo en que la Iglesia afronta los casos de abuso sexual de parte del clero, reveló el cardenal William Joseph Levada al diario The New York Times.
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el tribunal eclesiástico que juzga y sanciona éstos y otros casos relacionados con los sacerdotes, declaró al periódico que la Sede Apostólica aún no hará públicos esos cambios.
Levada, quien sucedió a Joseph Ratzinger como custodio de la ortodoxia en la Iglesia Católica, prefirió no abundar sobre los cánones que se modificarían.
Sugirió que podría referirse al periodo dentro del cual, con base en el derecho eclesiástico, quedan prescritos los delitos de pedofilia.
La Congregación ha tenido que juzgar casos de varios años atrás debido a que las víctimas no se sentían personalmente en grado de hacer la denuncia hasta que eran ya adultos, estableció Levada, según el rotativo de la Gran Manzana.
Las declaraciones del cardenal tuvieron lugar tras el histórico “mea culpa” lanzado por el Papa Benedicto XVI en su visita apostólica a Estados Unidos por los casos de abusos sexuales a menores que provocaron la peor crisis católica de los últimos años en este país.
Celebra Benedicto su tercer año como Papa
Un recorrido en el “papamóvil” por Manhattan, una misa en la Catedral de San Patricio, un almuerzo y un encuentro con discapacitados y jóvenes, fueron los eventos con los que Benedicto XVI festejó ayer su tercer año como Papa.
Joseph Ratzinger se convirtió el 19 de abril de 2005 en el Pontífice 265 de la Iglesia Católica, su nombre: Benedicto XVI, cuando el Cónclave Cardenalicio lo eligió como sucesor de Juan Pablo II, quien murió 17 días antes.
Nacido el 16 de abril de 1927, Ratzinger fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1951, el 25 de marzo de 1977 se convirtió en el arzobispo de Munich y en junio de ese año el Papa Pablo VI lo creó cardenal.
En 1981, el 25 de noviembre, el extinto Juan Pablo II lo llamó a la Curia Romana como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al frente de la cual se mantuvo por 23 años hasta ser electo Pontífice hace tres años.
