El astronauta japonés Akihiko Hoshide da la bienvenida al laboratorio japonés Kibo, después que los astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI) abrieran la compuerta del módulo para estrenarlo. En la imagen se puede observar el laboratorio japonés Kibo, que fue instalado ayer en la Estación Espacial. (Fotografías de AP)
Es el japonés Akihiko Hoshide el primero en ingresar al módulo.
Los astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI) ingresaron por primera vez a Kibo que significa Esperanza, el gigantesco laboratorio japonés que fue instalado la víspera en el complejo orbital.
La Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos precisó que el japonés Akihiko Hoshide fue el primero en ingresar al módulo.
Hoshide fue seguido por los otros seis tripulantes del transbordador espacial Discovery y los tres ocupantes temporales de la EEI.
El astronauta flotó dentro del laboratorio fabricado en su patria portando una pancarta con la leyenda “bienvenido” en inglés y japonés.
“Este es un gran momento para los japoneses”, dijo Hoshide antes de abrir la compuerta. El astronauta destacó que tardó más de 20 años la fabricación, traslado e instalación del laboratorio.
“Tenemos una nueva esperanza en la Estación Espacial. Es un módulo hermoso. Luce muy vacío, pero está lleno de sueños”, expresó.
La NASA había determinado, minutos antes, que todos los sistemas del nuevo y mayor laboratorio de la EEI estaban activados y trabajando conforme a lo programado.
En la Tierra y en el espacio, controladores y astronautas trabajaron varias horas ayer en la conexión y configuración de cables entre Kibo y el módulo Armonía, para la activación inicial de los dos primeros canales de energía del módulo asiático.
El mayor segmento del Kibo, que costó más de mil millones de dólares y tiene el tamaño de un camión escolar, fue transportado en el Discovery, que despegó el sábado pasado del Centro Espacial Kennedy de Florida, para su actual misión STS-124.
Reparan inodoro en Estación Espacial
Los problemas del inodoro de la Estación Espacial Internacional parecieron estar resueltos ayer, luego que un cosmonauta ruso remplazase una bomba averiada.
El inodoro se descompuso hace dos semanas. El problema -limitado al lado de la orina- obligó a la tripulación de la Estación a descargar manualmente con agua adicional varias veces al día.
El transbordador espacial Discovery trajo una nueva bomba para el inodoro. Oleg Kononenko se pasó más de dos horas instalando la bomba de 16 kilogramos y las mangueras, y seguidamente realizando pruebas del inodoro al tiempo que hablaba con especialistas en el Control de Misión en Rusia. El inodoro funcionó sin problemas.