La escuela Venustiano Carranza ubicada en la calle Juan Escutia, de la colonia Mayagoitia, luce mal por el graffiti.
Escuelas, casas, plazas públicas y obras que aún no terminan, son presas de esta expresión que disgusta a la gente.
Gómez Palacio es presa del graffiti, casas, escuelas, plazas públicas e incluso obras que aún no se terminan como el Paso Superior Elevado “D1”, a la altura del teatro Alberto M. Alvarado en el bulevar Miguel Alemán lucen atiborradas de apodos y groserías hechos con pintura en aerosol. “La cárcel está más decente que las calles”, dice Sofía Hernández, vecina de la colonia Mayagoitia, un sector de los más afectados por esta causa.
Y es que en esta colonia las bardas de todas las escuelas se distinguen por estar manchadas con pintura, tal es el caso de la escuela Venustiano Carranza ubicada en la calle Juan Escutia. “La verdad es una cochinada y uno no puede estar velando toda la noche nuestra casa y aunque se ponga listo uno en cualquier momento ya le rayaron, lo peor de todo es que son menores de edad”, dice Sofía.
En efecto varios vecinos de esta colonia aseguran que son adolescentes de la calle Flamingo quienes cometen estas averías y además se drogan, por lo que gran parte de los habitantes del sector teme por represalias, ya que sus padres no logran controlarlos y tampoco las autoridades.
Pero el graffiti no es exclusivo de las colonias populares, pues también daña estructuras recién creadas como es el puente “D1” en el bulevar Miguel Alemán, pues actualmente los muros de las rampas en dirección de Gómez Palacio a Torreón y justo frente a la escuela José Santos Valdés –también manchada- están por completo “tapizados” de pinturas multicolores.
Las plazas de las colonias como el Focep y aún las que se encuentran más alejadas del Centro como en la colonia Leticia Herrera, Otilio Montaño y “Chapala”, también presentan estos deterioros a pesar de que hace unos meses todas las bancas y jueguitos fueron pintados de naranja.
Otras calles sumamente transitadas como es el caso de la calle Urrea tampoco se salvan, pues todas las propiedades que se encuentran desde la esquina con la avenida Madero y rumbo hacia la zona industrial cuentan con los desagradables garabatos. “Amaneció así, quién sabe pero el chiste es que uno la lleva, quién sabe cuántas veces va que pintamos para taparle y ya cuando acuerda uno otra vez está así, lo malo es que son los mismos chavos de siempre pero pues los policías prefieren no complicársela porque son menores de edad”, dice Francisco Peña, vecino del sector.