Estados Unidos anunció este martes la adquisición de acciones y activos por un total de 250 mil millones de dólares, en un proceso de nacionalización parcial de algunas de las más importantes instituciones bancarias y confirmó al mismo tiempo que garantizará durante tres años el préstamo interbancario —los préstamos que se hacen los bancos entre sí—, en un primer paso para recuperar confianza y reactivar el motor del crédito que sustenta el crecimiento de la economía.
"El papel que asumirá el gobierno (en la banca) será limitado y temporal", dijo el presidente George W.
Bush, al asegurar que "estas medidas no tienen como fin terminar con el libre mercado, sino preservarlo", en un pronunciamiento tan contradictorio como representativo del momento crítico que vive el país.
Como parte del esfuerzo de 250 mil millones de dólares para sustentar al sistema bancario, la mitad serán inyectados en al menos nueve de las instituciones bancarias más importantes que tendrán como plazo hasta el 14 de noviembre para solicitar el trasvase de recursos del Tesoro para aliviar sus maltrechos fondos.
Según adelantó el diario The Wall Street Journal, estas instituciones son J.P. Morgan Chase, Bank of America, Citigroup, Wells Fargo, Bank of New York Mellon, Morgan Stanley, Merrill Lynch, State Street y Goldman Sachs.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke aseguraron que, aunque estas medidas contradicen o van contra la naturaleza y el espíritu del libre mercado, son "pasos decisivos para proteger a la economía de Estados Unidos".
Con tono sombrío, Paulson reconoció que la intervención del gobierno en las más importantes instituciones "no es la acción que nos hubiera gustado tomar, pero es necesaria para restablecer la confianza en nuestro sistema financiero".
El paquete anunciado ayer representa el primer bloque de ayuda aprobado por el Congreso por un total de 700 mil millones de dólares y la primera inyección que pretende reactivar el atrofiado músculo crediticio de la banca. En el curso de los próximos días, el Congreso podría aprobar un segundo paquete por 100 mil millones que ya han sido solicitados por la Casa Blanca como parte de éste tratamiento de ha seguido los mismos pasos del Reino Unido y otros países de la Unión Europea para evitar el colapso del sistema financiero.
Según explicó Paulson, las acciones que comprará el gobierno le darán derecho a un dividendo del 5% en los cinco primeros años y del 9% con posterioridad, una forma de garantizar la recuperación de unos fondos que han colocado a la administración contra la pared y han desatado una turbulencia que aún sigue dando sus coletazos.
Paulson reiteró que cualquier banco que reciba inversión del Gobierno deberá aceptar límites a las compensaciones para sus ejecutivos y aplicará reglas estrictas para su gerencia que "no alienten los riesgos innecesarios y excesivos que amenacen el valor de la institución financiera".