Mal empieza la semana al que ahorcan en lunes, decía el maestro don Fernando Marcos, y el refrancillo se aplica a Efraín Flores, hasta hoy director técnico del Guadalajara, a quien en la víspera del juego ante Pachuca le trajeron al que, todo parece indicar, será su sucesor en el timón rojiblanco.
Al conocerse la presencia del holandés Ronald Koeman en el feudo del chiverío, se desataron mil conjeturas y se buscó la respuesta del principal promotor de esta visita, Jorge Vergara, quien con la prepotencia que lo caracteriza, dejó en claro varios puntos.
Efraín Flores está firme en la dirección técnica de Chivas; no está presupuestado que renuncie; él sabía de la presencia del rubio estratega y, finalmente, que el dueño del Rebaño puede invitar a quien se le pegue la gana. De todo esto se desprende una verdad dolorosa: Efectivamente el magnate propietario del club más popular de México puede hacer con él lo que se le antoje.
Para ello cuenta con un “comité de futbol” integrado por empleados cuyo desempeño y lambisconería harían palidecer cualquier Corte monárquica.
Están en el cargo para validar las decisiones que Don Jorge, su gentil esposa y sus vísceras decidan tomar.
La falta de respeto a las formas no es cosa que inmute a Vergara, es más, ha logrado su impresionante ascenso económico valiéndose de ello. Quizá esté en su derecho pero lo que no se puede dejar de criticar es la falta de respeto primero a un empleado fiel como el señor Flores, luego, a sus jugadores que, seguramente, no han entendido el mensaje, y finalmente a los millones de seguidores del Guadalajara en México y allende las fronteras.
También creo que si Efraín tiene dignidad debería renunciar antes de correr la misma suerte de sus antecesores: El despido inmisericorde, desmemoriado y vil de alguien que depende del lado de la cama que se levantó. Por supuesto que las Chivas no andan bien; paupérrimos siete puntos, la cola en el grupo llamado “de la muerte”, una defensiva vulnerable y escasa actitud así lo indican.
Sin embargo, es un grupo que sabe a lo que juega y no renuncia a sus convicciones, pese a las ausencias importantes, ya por lesión o venta, de algunos jugadores emblemáticos.
Al torneo le queda mucha historia pero no es el cambio de entrenador el camino para componer el paso del Rebaño Sagrado, sobre todo con un timonel desconocedor del medio y la entraña de nuestro balompié. Koeman puede resultar un golpe mediático y acaparar reflectores, incluso a nivel mundial, pero no hará crecer a Chivas mucho más de lo que tiene.
Respecto al señor Jorge Vergara, sus millones y desplantes sólo podríamos concluir con aquella pequeña historia de que había una vez un hombre tan pobre, que no tenía más que dinero.
