Por tercera vez en sus 25 años de historia, el Santos Laguna es campeón del torneo de balompié mexicano. Luego de un año de estar a punto de descender a la Primera División A, los Guerreros se coronan en su estadio y en medio de la algarabía de cientos de miles de seguidores laguneros que desde ayer festejan en las calles un merecido triunfo que es de todos: equipo, directiva y afición.
Nada en la región mueve a tanta gente como el Santos. Acontecimiento deportivo en principio, se transforma en fenómeno social, económico, político y hasta religioso. Durante los siguientes días este logro monopolizará las pláticas entre familiares y amigos, y servirá de pretexto para el acercamiento de los desconocidos, quienes bajo un mismo emblema se identificarán como parte de un espacio común. Los laguneros que por alguna razón han emigrado, encontrarán en este triunfo el motivo para recordar y afianzar sus raíces. El Santos como factor de identidad.
Y tanta alegría no es para menos. La historia del llamado “equipo de todos” es aleccionadora en muchos sentidos. En muy poco tiempo, los Guerreros han conseguido lo que a otros conjuntos les ha costado décadas: son el fiel reflejo de una ciudad, Torreón, y una región, La Laguna, que pese a su juventud y pese a las adversidades, han logrado sobresalir. De ser un plantel “chico”, el Santos se ha convertido en uno de los protagonistas de futbol nacional, no sin problemas. Basta recordar aquel trago amargo que representó para los aficionados la venta y confiscación del equipo; y luego, hace apenas un año, la angustia generada por el fantasma del descenso. Pero el conjunto se repuso y ayer dio la gran satisfacción a sus seguidores.
El Santos es un ejemplo de que se pueden obtener resultados positivos cuando se trabaja con empeño, visión y coordinación. Es una lección que quizá deban aprender nuestros políticos. Sirva este ánimo festivo también a toda la sociedad como motivación para hacer mejor las cosas y enfrentar con empuje los problemas que aquejan a nuestra región.
Por último, es menester hacer un llamado a todos los aficionados para que con respeto y responsabilidad celebren este triunfo y no caigan en excesos que puedan ensombrecer esta gran fiesta lagunera.