Una divertida actuación realizó la Camerata de Coahuila en su concierto didáctico que contó con la presencia del pianista lagunero Sergio Vázquez y la actuación de Miguel Ángel García en la narración.
Con dos pianos de cola imponiéndose en el escenario, las percusiones en la parte de atrás y los músicos sonriendo con las ocurrencias narrativas de Miguel Ángel García, se llevó a cabo el pasado viernes el concierto didáctico de la Camerata de Coahuila en el Teatro Nazas, una presentación en la que los espectadores relucieron al niño que tienen dentro.
Con un magistral inicio, Rondo para Piano en Re mayor, del compositor W. Amadeus Mozart, el público infantil se mostró atento en la ejecución que realizó el pianista lagunero Sergio Vázquez. Un concierto que develó sorpresas a los asistentes a medida que iba finalizando la interpretación de la primera obra.
La aparición en el escenario de un particular Domador, interpretado por Miguel Ángel García, colaborador de la orquesta lagunera, rompió con la rigidez de un concierto de cámara, invitando a los asistentes a disfrutar de la interpretación de una obra hecha para reír y dejarse llevar. Bajo la batuta de Ramón Shade, director artístico de la orquesta, tanto músicos como invitados actuaron para divertir.
En los 14 movimientos de El Carnaval de los Animales, una de las obras más populares de Camilo Saint-Saëns, el domador con una espléndida actuación escénica, hipnotizó a los espectadores describiendo la estilizada postura del cisne, al igual que la narración de la tortuga, el elefante y el canguro, entre otros. Los sonidos de los animales fueron realizados por la orquesta, que contó en esta ocasión con un instrumento más, la voz del domador que le iba dando vida a la particular obra.
El auditorio del Nazas, que dedicó este concierto a los niños en su mes, recibía por varios lados las risas de los pequeños asistentes que se sorprendieron, al igual que los músicos, cuando el domador grito enérgicamente: “¡Ahora la orquesta completa!”. Pedro y el Lobo, de Sergei Prokofiev, autor de la música y el texto, fue la otra parte del concierto que sorprendió a los asistentes. En la interpretación de ésta, la voz del narrador fungía como un instrumento más de la orquesta.
Una actuación sorprendente por parte de la orquesta lagunera, que se mostró menos formal de lo habitual, permitiéndole a sus integrantes sonreír de vez en vez y jugar con la interpretación de las obras. De la misma manera el talento del pianista lagunero Sergio Vázquez y la pianista Mariana Chabukiani estuvieron impecables. Sin lugar a dudas la nota de color la protagonizó la actuación de Miguel Ángel García, que en varias ocasiones hizo reír inclusive a sus compañeros en el escenario.