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La búsqueda del VP

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Mientras los demócratas se sigan dando hasta con la cubeta, en lo que resuelven quién será su candidato presidencial el próximo noviembre, los republicanos se alistan atendiendo problemas menos urgentes, pero igualmente importantes.

Por un lado, el virtual candidato John McCain tiene que restañar muchas heridas, hacerle piojito a mucha gente que nada más no lo traga. Y es que el senador por Arizona se ha ganado enemigos, especialmente entre la extrema derecha norteamericana, por no comulgar con los puntos de vista más radicales de sus compañeros de partido. Y ya sabemos que hay gente que guarda más rencores contra sus correligionarios que contra los pretendidos rivales ideológicos. Pregúntenle al PRD.

Otro problema que tiene que atender McCain es cómo proyectar una imagen fresca y rozagante ante un electorado en el que los jóvenes quizá sean la clave del éxito, por primera vez en casi cincuenta años. McCain tiene más de setenta años y se le notan. Su historial como prisionero de guerra en Vietnam les suena a los chavos de hoy como una especie de fábula infantil o cuento chino. Aterrizar sus ideas en una juventud escéptica, pero deseosa de cambios no le va a ser fácil… especialmente si su contrincante es Barack Obama.

Pero además, McCain tiene que empezar a atender otro asunto importante: quién será su compañero (o compañera) de fórmula, postulándose para vicepresidente. La selección de esa importante posición suele dejarse hasta la mera Convención. Pero algunos grillos han empezado a soltar nombres, quizá para darle sabor al caldo; quizá para presionar a McCain; o tal vez para que los reflectores volteen al bando republicano y no se los roben los demócratas con las primarias de Pennsylvania.

Sea por lo que sea, esta semana el grillerío ha estado grueso, circulando la noción de que McCain podría ofrecerle la candidatura a la vicepresidencia a… Condoleezza Rice, la actual Secretaria de Estado, de raza negra y con fama de ser más dura que el concreto.

La lógica parece impecable: si los demócratas están enzarzados en una lucha entre un hombre de color y una mujer blanca, ¿qué mejor manera de desarmar esa visión del futuro de Estados Unidos que postular a una mujer y negra? ¿Y con una muy bien ganada reputación de ser de pelo en pecho?

Por supuesto, Condoleezza no le añadiría mucho capital político a McCain, dado que no tiene ninguno. Pero le pondría un ingrediente picante extra a la competencia. Oh, sí. Eso haría las cosas sin duda mucho más interesantes.

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